TRADUCIDO POR: LAURA ARROJO
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CAPITULO 1
YO SOY
“Mi Padre es
aquel que los hombres llaman Dios, pero yo conozco a mi Padre, y los hombres no
conocen a su Dios.” (Aproximadamente Juan 8: 54 y 55). Mi Padre y tu Padre son
Uno. “Escucha, Oh, Israel, el Señor nuestro Dios es Uno, un solo Señor”
(Deuteronomio 6: 4). “Yo y mi Padre somos Uno.” (Juan 10: 30).
Un Padre nos hizo a todos para
vivir, movernos y tener a nuestro ser en ÉL, el Único. ¿Quién es, entonces, el único
que tenemos en común? La sola y única cosa que todos los hombres tienen en
común es esto: que todos los hombres saben que ellos SON. Esta afirmación de
que SOMOS, esta consciencia, es nuestro Padre.
No existe lugar al que el hombre
pueda ir y no saber que él es. “Si tomo las alas del alba, y si vuelo hacia las partes más remotas de la
tierra, tú estarás allí” (aprox. Salmo 139), Yo sé que Yo Soy.
“Si preparo mi cama en el
infierno” – Yo sé que YO SOY (Salmo 139). Si yo sufro de amnesia y me olvido
completamente de mi identidad humana, todavía yo sabré que YO SOY. Es imposible
para el hombre saber que él no es. Tú puedes decir ‘YO no SOY eso”, pero no
puedes decir “YO NO SOY”, porque tu mismísimo saber es una declaración de que
tú eres.
Así que ya sea que te declares
SER o No SER, en realidad estarás afirmando que tú ERES. Por lo tanto, el
hombre esta eternamente diciendo YO SOY. Este saber de qué somos, esta
consciencia (de ser), es Dios el Padre. En el momento en que esta conciencia
incondicionada se convierte en condicionada al declararse a sí misma ser esto,
aquello o lo otro, una diferenciación toma
lugar dentro de esta conciencia sin forma, y nuestro Padre impersonal (nuestro
verdadero ser) se personifica en aquello que nosotros nos hemos concebido ser.
Esta presencia impersonal que
somos, puede ser igualada al espacio, porque el espacio, aunque no tenga forma,
le da forma a todo. Si el espacio sin forma fuera extraído del libro que tú estás
leyendo, del cuerpo que tú llevas puesto, de la tierra en la que te paras, todo
desaparecería.
La Conciencia, aunque no tiene
forma, da forma a aquello de lo que es consciente de ser, pero desde el momento
en que tú retiras tu realidad sin forma, o conciencia, de tu concepto de ti
mismo (la forma que llevas puesta), este concepto desaparece. Un concepto
permanece como una realidad formada, solo mientras que la realidad invisible lo
lleve puesto.
“Mi Padre es Espíritu (Sin Forma)
y aquellos que lo adoran, deben adorarlo en Espíritu y en Verdad.” (Juan 4:
24). “Yo y mi Padre somos Uno”. (Juan 10: 30). Mi Conciencia de ser es el Padre
sin forma, quien da forma a aquello de lo que soy consciente de Ser, y al
hacerlo pierde su presencia sin forma y sin nombre, en la forma y naturaleza de
su concepto de sí mismo.
Al igual que el agua pierde su
identidad cuando es mezclada con cosas y aun así permanece pura cuando se la
extrae a través de la destilación, así también la conciencia, la “No-cosa” se
pierde a sí misma en cosas-conceptos de sí misma, y permanece siendo el
inmaculado ser, a través de destilación espiritual. Tú eres espiritualmente
destilado o extraído de tu concepto de ti mismo, cuando dejas de identificarte
con ese concepto.
Ahora que has encontrado a este,
el único, como tu Padre, el Eterno Ahora, YO SOY, no regreses al estado prodigo
(es decir un estado de desperdicio) para rogar por las migajas de la vida. Recuerda a tu Padre, el AHORA, la única
realidad. Afirma ahora, que ya eres aquello que deseas ser, y sin importar cuál
sea tu afirmación, tu Padre, la consciencia que es Ahora, te lo dará al
convertirse en la cosa afirmada, pero tú debes pedirlo de esta manera.
Se consciente de SER aquello que
tu pides. No busques más a tu Padre en el tiempo y espacio, porque tu Padre es
la Consciencia que es ahora. “Yo y mi Padre somos UNO, pero mi Padre es más
grande que Yo.” Mi Conciencia y aquello que Yo Soy Consciente de ser son uno,
pero Yo Soy más grande que aquello que Yo Soy Consciente de Ser. El que concibe
siempre será más grande que su concepción. El Padre (la Conciencia) es más
grande que su Hijo (El Concepto de sí mismo).
Ahora tus ojos están abiertos. Tu
Padre, Dios Todopoderoso, ha sido revelado a ti como tu propia Conciencia de
Ser.
CAPITULO 2
YO VENGO CON UNA ESPADA
Antes de que
puedas entrar a esa paz que sobrepasa todo entendimiento, primero deberás morir
a todas las ilusiones que ahora te esclavizan, las ilusiones de divisiones.
Si tú te identificas con la raza,
con sistemas de creencias, o color, y escuchas que aquello con lo que te
identificas es criticado o condenado, tú serás automáticamente herido por tales
críticas. Cada apego es una barra más en tu prisión auto-creada. Tu único
escape yace en el desapego. Tú debes dejar todo, y seguirme a mí (Lucas 18:
22). En Cristo no hay ni Griego ni Judío, ni esclavo ni libre (Gálatas 3: 28).
Tus apegos actuales están
arraigados en ti por tu presente concepto de ti mismo. Tu concepto de ti mismo
es la vara medidora por la cual tú mides al mundo.
Todas las cosas son juzgadas en
relación con tu presente concepto de ti mismo. Cada concepto de sí mismo de
cada hombre es una nota vibrante en la Sinfonía Cósmica, y cada nota
automáticamente determina el valor de todas las notas en relación a si misma.
Cambia tu concepto de ti mismo. Reevalúate
a ti mismo y cambiarás automáticamente a tu mundo. El hombre siempre jugó el
juego ya perdido al intentar cambiar a su mundo, mientras él permanece con sus
presentes valores o conceptos de sí mismo.
Jesús descubrió esta ley. Así que
en vez de cambiar a los hombres, él se cambió a sí mismo. Él dijo, “Y ahora por
ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.”
(Juan 17: 19). Él descubrió que él mismo era la verdad de todo lo que él veía
ser en su mundo.
La Verdad es la espada que mata a
todo excepto a sí misma, y el YO SOY (tu Conciencia) es la verdad. Por lo
tanto, identificarse con cualquier otra cosa que no sea el Ser, es ser
esclavizado, o limitado por aquello con lo cual tú te has identificado.
Tú eternamente materializas
aquello de lo que eres consciente de ser, así que tú estás por siempre
moviéndote en un mundo que es la perfecta personificación de aquello que tú
sabes que eres.
“Para los puros, todas las cosas
son puras” (Tito 1: 15). Esto es un gran obstáculo para aquellos que están constantemente
condenando al mundo. “Por lo tanto, no hay condenación para aquellos que están
en Cristo Jesús” (Romanos 8: 1).
Fue escrito que las multitudes
abandonaron a Jesús cuando él reveló cómo funciona la ley, con estas palabras:
“Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre” (Juan 6: 44). Y, “Yo y mi Padre
somos Uno”. Ellos no podían creer que ellos eran la causa de todo lo que veían
que existía en su mundo. Aun luego de miles de años, es la gran piedra de
tropiezo para todos aquellos que ven al mundo como algo que hay que cambiar
desde lo externo.
Tú y tu concepto de ti mismo son
uno. Tu concepto de ti mismo es la imagen que tú has hecho de tu Padre. Esta
imagen moldea a tu mundo en tu semejanza, ya sea buena, mala o indiferente. Tu
Padre es tu Conciencia que te limita a ti en aquello que tú eres consciente de
Ser. Si vas a cambiar a tu mundo, debes hacerlo en la verdad, al saber que tú
eres todo lo que ves que el mundo es. Tú no eres lo que eres por culpa de algo
en el mundo, por el contrario, el mundo es lo que es a causa de quién eres tú;
siendo el QUÉ, la medida o valor que tú te has puesto a ti mismo. En pocas
palabras, tu concepto de ti mismo es el molde que el que Concibe (tu verdadero
Ser) utiliza para poblar a tu mundo. Comienza a transformar al mundo al afirmar
que tú ya eres aquello que tú deseas ver expresado en el mundo. Sigue el
ejemplo de Jesús, quien se hizo uno con Dios, y no lo consideró como algo
extraño ni como un robo hacer las obras de Dios. (Filipenses 2: 6).
La Libertad no se gana por el
sudor de la frente. Deja de luchar con el mundo, es tan solo un reflector.
Jacob fue libre solo cuando él soltó aquello con lo que luchaba. De la misma
manera, tú serás libre solo mientras sigas su ejemplo y sueltes a tu problema
al no identificarte a ti mismo con él. Porque aquello que es unido en el Cielo
(La Conciencia) es unido en la tierra y aquello que es soltado en el Cielo, es
soltado en la tierra (Mateo 18: 18). “Y conocerán la Verdad, y la Verdad los
hará libres” (Juan 8: 32). “Yo soy la Verdad” (Juan 14: 6). Así que, en
realidad, conocerte a ti mismo, lo condicionado, es ser libre de aquello que en
tu ceguera tú creías que eras. Deja a todo, y tan solo Se YO.
CAPITULO 3
LA PIEDRA FUNDAMENTO
“Busquen
primero el Reino de los Cielos, y todas estas cosas les serán añadidas.” (Mateo
6: 33). Encuentra la causa de las cosas, y tú habrás encontrado el secreto de
la creación. Has escuchado decir: “En el principio Dios creó los cielos y la
tierra” (Génesis 1: 1), y que: “Todas las cosas fueron hechas por ÉL; y sin ÉL
nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1: 3). Nadie cuestiona la verdad
de esta declaración, pero lo que uno sí quiere saber es – “¿Quién es Dios, y
dónde está Dios localizado?” En respuesta al Quién, se te dijo, “YO SOY Dios,
YO SOY el Señor, YO SOY me ha enviado (el hombre Moisés) ante ustedes.” (Éxodo
3:14). Respecto a la locación de Dios, se te dijo: “El Reino de Dios está
dentro de ti.” (Lucas 17: 21). Estas dos respuestas identifican a Dios como tu
Conciencia de SER, y lo localiza a él donde tú estés consciente de SER. Estar
consciente de ser, es declarar silenciosamente: “YO SOY”. Mientras lees esta
página, tú eres consciente de ser.
Esta
consciencia, este estar consciente de SER, es Dios el Creador. La Conciencia es
esa profundidad sin forma en la cual todas las cosas viven, se mueven y tienen
su ser, y fuera de la cual las cosas no tienen realidad. Este es el secreto de
la declaración: “Antes de que Abraham existiera, YO SOY, antes de que el mundo
existiera, YO SOY, y cuando todas las cosas dejen de existir, YO SOY.” (Juan 8:
58; Juan 17: 5; Mateo 24: 35; Salmo 102: 26 entre otros.).
La Conciencia de SER, antecede
todos los conceptos de sí misma, y permanece en su Ser sin forma cuando todos
sus conceptos dejen de existir. El creador debe anteceder a la creación, así
como el que concibe debe anteceder sus conceptos. La Creación comienza y
termina en el Creador. La Conciencia es el secreto de toda manifestación. Cada
creación atraviesa tres etapas en su desarrollo: Concepción, crucifixión, y resurrección.
Ideas, deseos, y ambiciones son todas concepciones moviéndose dentro del ser
inamovible, YO SOY. La Conciencia es el Padre, y todas las concepciones de sí
misma son hijos dando testimonio de su Padre. Por lo tanto: “Yo y mi Padre
somos uno, pero mi Padre es más grande que Yo” (Juan 10: 30). El que concibe y
la concepción son uno, pero el que concibe es más grande que su concepción.
La Conciencia es incondicionada.
Estar consciente de ser algo o ser alguien es condicionar lo incondicionado. Aquello
que es definido es menos que el que lo define. La Conciencia de SER es el Dios
Todopoderoso, el Eterno Padre, y sobre sus hombros está el gobierno del mundo.
La Conciencia sostiene y dirige a todas las cosas de las cual está consciente
de Ser. La Conciencia de Ser es el eterno útero embarazándose a sí mismo a través
del medio del deseo. Estar consciente de una necesidad o un deseo es haber
concebido. El creer, al sentirte a ti mismo (El Sin forma) siendo la cosa
deseada, es haber sido crucificado sobre la forma de la cosa sentida. Continuar
en esa creencia, sintiendo que tú ya eres ahora la cosa deseada, hasta que
todas las dudas desaparezcan y una profunda convicción nazca de que eso YA es
así, es ser resucitado o elevado visiblemente hacia la expresión de la
naturaleza de la cosa sentida.
En este mismo momento tú estás
resucitando o expresando aquello que eres consciente de ser. “YO SOY la
resurrección y la vida” (Juan 11: 25). YO Estoy ahora, exteriorizando en
imágenes en el mundo que me rodea, como una realidad viviente, aquello que
ahora yo soy consciente que YO SOY, Y
continuaré haciéndolo hasta que no cambie mi concepto de mí mismo. Así que tu
respuesta en la Conciencia, a la eterna pregunta: “¿Quién Soy YO?”, determinará
a tu mundo y a cada expresión suya. Comienza ahora, a darte cuenta que el YO
SOY es el Señor Dios todopoderoso, y que fuera de MI (tu consciencia) no existe
otro Dios. No es: “Yo, Juan Pérez, soy Dios”, sino YO SOY, o sea la conciencia
de SER, es Dios. Juan Pérez es solo su actual limitación, o concepto de sí
mismo. Yo Soy lo ilimitado expresándome a través del limitado concepto de mí
mismo. Para cambiar la expresión, cambia el concepto de ti mismo, pero hazlo
verdaderamente, no en palabras. Es decir, aleja tu atención completamente de tu
presente limitación, y colócala sobre el nuevo concepto, hasta que la
Conciencia, tu verdadero ser, se pierda en la creencia o convicción de que YO
SOY aquello que YO SOY.
Esto es el volver a vestir o el
volver a nacer de tu Ser sin forma y sin nombre. Tu verdadero ser, es un ser
que ningún hombre ve, y quien no se ve a sí mismo, sino que solo ve a su
concepto de sí mismo. “En el principio”, ahora, en este momento, la idea o
deseo esta nadado por allí en tu conciencia, buscando ser encarnado. Antes de
que el deseo pueda ser realizado o resucitado, primero debe convertirse en una
cruz o un punto fijo sobre el cual la conciencia es clavada. La Conciencia es
la única realidad viviente, el único poder que resucita. Así que para darle
vida a mi deseo, yo debo, en la Conciencia, hacerme consciente de ser la cosa
deseada. “Que haya un firmamento en el
medio de las aguas” (Génesis 1: 6). En el medio de las aguas o de la Conciencia
sin forma, que haya una firmeza o convicción de que YO SOY la cosa deseada.
Continua parándote sobre esta convicción o cruz, y de maneras que tú como
hombre no conoces, realizarás o resucitarás tu deseo. La vida o La Conciencia
tiene maneras, caminos que el hombre (la concepción) no conoce, y sus caminos
son indescifrables. El presente concepto de sí misma de la Vida, como hombre,
es una máscara que lleva puesta. Dentro de este ser que tú crees que eres, está
tu Ser sin nombre: YO SOY.
El fundamento de toda expresión
es la conciencia, y ningún hombre puede poner otro fundamento (1era. Corintios
3: 11). Por mucho que el hombre lo intente, él no puede encontrar otra causa
para las manifestaciones que no sea que Dios es la Conciencia de Ser. El hombre
piensa que ha encontrado la causa de la enfermedad en los gérmenes; la causa de
la guerra en ideologías políticas conflictivas y la avaricia. Y tales
descubrimientos del hombre, así como fueron catalogados como la esencia de la sabiduría,
son tonterías ante los ojos de Dios (1era. Corintios 3: 19). Existe solo un
poder y ese poder es Dios (La Conciencia). Ella mata, ella da vida, ella hiere,
ella sana, ella hace todas las cosas buenas, malas o indiferentes. (Deuteronomio
32:39).
Un prisionero debe tener un
encarcelador, y un esclavo debe tener un amo. Una nación que se siente a si
misma encarcelada, creará automáticamente a un dictador. No podrías eliminar a
un tirano con destruirlo, de la misma manera que no podrías eliminar a tu
reflejo con destruir al espejo. La Conciencia de una nación produce a sus líderes.
Aquello que es verdad de una nación es verdad del individuo, porque las
naciones están hechas de individuos. El hombre se mueve en un mundo que no es
nada más ni menos que su conciencia materializada. Sin saber esto, él hace guerra contra sus reflejos mientras mantiene
viva a la luz y a las imágenes que expresan esos reflejos. “YO SOY la luz del
mundo” (Juan 8: 12). YO SOY (La
Conciencia es la Luz). Aquello que soy consciente de ser (mi concepto de mí
mismo) tales como: Yo soy rico, Yo soy saludable, Yo soy libre – son las
imágenes.
El mundo es el espejo
magnificando todo lo que YO SOY consciente de Ser. Deja de intentar cambiar al
mundo, es tan solo un espejo diciéndote a ti quién Eres.
El hombre que es consciente de
ser libre o preso, está expresando aquello que él es consciente de ser. No me
importa qué problema tengas tú según el diagnóstico de los hombres. Un problema podría existir hace siglos, y aun
así yo sé que desaparecerá en un abrir y cerrar de ojos, si tú sigues fielmente
estas instrucciones.
Pregúntate a ti mismo esta simple
pregunta: ¿Cómo me sentiría si yo ya fuese libre? En el mismísimo momento en
que tú preguntes sinceramente esta pregunta, la respuesta vendrá.
Ningún hombre puede decirle a
otro cómo ese otro se sentiría si su deseo fuese de repente realizado. Pero
todos sabrían como ellos mismos se sentirían, porque dicho sentimiento,
sensación, es automático.
El sentimiento/sensación o
excitación que nos viene como respuesta a esta auto-pregunta, es el estado de
Conciencia o Piedra Fundamento del Padre, desde el cual vendrá la cosa sentida.
Exactamente cómo esta cosa se materializará, nadie lo sabe, pero lo hará,
porque el Padre (la Conciencia) tiene caminos que ningún hombre puede
descifrar.
Haz al nuevo sentimiento, a la
nueva sensación, natural, al vestirte
con ella. Todas las cosas expresan su Naturaleza, así que tú debes vestirte con
este sentimiento/sensación hasta que se convierta en tu Naturaleza. Podría
llevarte un momento, o un año, depende completamente de ti. En el momento en
que todas las dudas desaparezcan, y tu sientas ‘YO SOY esto’, tú comenzarás a
dar fruto de la naturaleza de la cosa que ahora sientes que eres. Cuando una
persona compra un nuevo sombrero o un nuevo par de zapatos, él piensa que todos
saben que son nuevos. Él no se siente natural con ellos, hasta que los lleva
puesto por tiempo suficiente como para hacerlos natural. Lo mismo se aplica en
llevar puesto el nuevo estado de Conciencia.
Cuando te preguntes a ti mismo,
“¿Cómo me sentiría si mi deseo fuera en este momento realizado? La respuesta
automática es tan nueva que tú sientes que no es tuyo, que eso no es verdad.
Por lo tanto, tu instantáneamente desactivas este estado de conciencia, e
inmediatamente vuelves a tu problema porque se siente más natural. Sin saber
que la Conciencia esta eternamente materializándose a sí misma en las
condiciones que te rodean – Tú, como la esposa de Lot, miras atrás volviendo a
tu problema y una vez más te hipnotizas por su naturalidad. ¿Acaso no escuchas
a las palabras de Jesús (La Salvación)? Que dice: “Dejen todo y síganme a mi”
(aprox. Mateo 19: 21; Marcos 10:29-31; Lucas 18: 29-30 entre otros). “Dejen que
los muertos entierren a los muertos.” (Mateo 8: 22). Tal vez tu problema te
tiene tan hipnotizado por su aparente realidad y naturalidad, que te parece muy
difícil vestirte con el nuevo sentimiento, o conciencia de tu salvador, pero tú
debes vestirte con él si quieres ver resultados. La piedra (Conciencia) que los
edificadores desecharon (con la que no quisieron vestirse) es la Piedra
Principal del ángulo, y ningún otro fundamento puede establecer el hombre.
(Salmo 118: 22).
CAPITULO 4
LA IM-PRESION
Cada impresión
debe convertirse en la afirmación de aquello que será. Decir que seré
grandioso, o que seré libre es una confesión de que yo no soy grandioso y que
yo no soy libre. Verte a ti mismo convertirte en cualquier cosa, es saber que
yo no soy esa cosa. Ser Impresionado, es ser Auto-presionado (en Ingles el juego de palabras es
I’m-pressed, porque I’m significa YO Soy, es decir: Yo Soy presionado) es
primera persona, en tiempo presente. Todas las expresiones son el resultado de
Im-presiones. Solo cuando puedo afirmar que yo ya soy aquello que deseo ser,
podré expresar dichas declaraciones. Deja que todos tus deseos sean impresiones
de aquello que ES, no de aquello que será. Porque YO SOY (tu conciencia) es
Dios, y Dios es la plenitud de todo, soy el Eterno: “AHORA-YO-SOY”.
Las señales vienen luego, no se
anteceden. Nunca verás las señales de aquello que es. No pienses en los
mañanas, porque tus mañanas son las expresiones de tus impresiones del hoy. “Ahora
es el tiempo aceptable. El Reino de los Cielos está cerca.” (2 corintios 6:2;
Mateo 4: 17). Jesús (la Salvación) dijo, “Yo Estoy con ustedes siempre.” (Mateo
28: 20). Tu Conciencia es el salvador que está contigo siempre. Pero, si lo
niegas, él te negará a ti también. (Mateo 10: 33). Tú lo niegas al afirmar que
él aparecerá en algún futuro, como millones hoy en día lo hacen cuando claman
que la salvación está por venir, cuya afirmación es el equivalente a decir: “No
estamos salvados”. Tú debes dejar de esperar a que tu salvador aparezca, al
clamar que tú ya eres salvo ahora, y las señales de tu afirmación vendrán
luego.
Cuando se le pregunto a la viuda:
“¿Qué tienes en tu casa?”, Hubo reconocimiento de substancia. Ahora, ella
afirmó tener tres gotas de aceite, y no medidas vacías (2da. Reyes 4). Tres
gotas se convierten en un manantial si lo afirmas. Porque tú conciencia
magnifica todo lo que es consciente de ser. Afirmar que yo tendré aceite
(alegría) es confesar que yo tengo medidas vacías, y dicha conciencia de falta,
producirá falta. Dios, tu Conciencia, no hace excepción de personas y solamente
puede expresar aquello con lo que él es impresionado. Cada uno de tus deseos es
determinado por tu necesidad. Los deseos son automáticos. Sabiendo que estas
consciente del deseo, y que tú conciencia es Dios, deberías ver a cada deseo
como la palabra hablada de Dios, hablándote sobre aquello que ya existe. “No
pongan su confianza en el hombre, cuyo aliento está en su nariz” (Isaías 2:
22), Porque el hombre ve a su deseo como aquello que no existe. Siempre seremos
aquello que somos conscientes de ser ahora, así que nunca más afirmes: “Yo seré
eso”. Que todas las afirmaciones sean, de ahora en más: “YO SOY aquello que YO
SOY”.
“Antes de que me llamen, yo ya he
respondido” (Isaías 65: 24). Antes de que tengas tiempo para pensar, la
solución de tu problema ya se te ha otorgado en la forma de tu deseo. El ciego,
el rengo, el paralítico, todos automáticamente desean la libertad de su
limitación. El hombre ha sido tan indoctrinado en la creencia de que sus deseos
son cosas por las que tiene que luchar, que él, en su ignorancia, niega a su
Salvador quien está constantemente golpeando a la puerta de la Conciencia para
poder entrar (YO SOY La Puerta, Juan 10: 9). ¿Acaso tu deseo, si se realizara,
no te salvaría de tu problema? Dejar entrar a tu Salvador es la cosa más fácil
del mundo. Las cosas deben ser, para dejarlas entrar. Tú eres consciente de un
deseo, por lo tanto, el deseo es algo de lo que estas consciente ahora. Tu
deseo, aunque es invisible, debe ser afirmado por ti como algo que es real.
“Dios llama a las cosas que no son (que son invisibles) como si ya fuesen”
(Romanos 4: 17). La afirmación: “YO SOY ÉL (la cosa deseada) es permitir que tu
salvador entre.
Cada deseo son los golpes del
Salvador, a la puerta. Este golpe, todos los hombres lo escuchan. El hombre
abre la puerta a él, cuando afirma: “YO SOY él”. Asegúrate de permitir que
entre tu Salvador, al permitir que la cosa deseada se presione a sí misma en
ti, hasta que seas Impresionado con el AHORAidad de tu Salvador, y exclama el
grito de la Victoria: “Ya está terminado.” (Juan 19: 30).
CAPITULO 5
AQUEL QUE TIENE
“Porque al que
tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.” (Marcos
4: 25). Aunque muchos miran a esta declaración como la más cruel e injusta de
todo lo dicho por Jesús – creándose en el mundo como consecuencia, todas las
frases populares como: ‘Los ricos obtienen más riquezas, y los pobres obtienen
hijos; aquel que tiene, obtiene’, etc.- Aun así, esta sigue siendo la ley más
justa y misericordiosa basada sobre un principio incambiable.
Dios no hace excepción de personas.
Dios, como ya hemos descubierto, es aquella Conciencia incondicionada que le da
a cada uno de todos nosotros, aquello que somos conscientes de ser. Estar
consciente de ser o de tener cualquier cosa, es Ser o Tener aquello que estás
consciente de ser. Sobre este Principio incambiable descansan todas las cosas.
Es imposible para cualquier cosa ser otra cosa que aquello que es consciente de
ser. “Al que tiene (aquello que es consciente de Ser) se le dará” – sea bueno,
malo o indiferente. No importa qué es lo que estás consciente de ser, tú
recibirás una medida buena, apretada, remecida y rebosante, de todo lo que eres
consciente de Ser (Lucas 6: 38). Y conforme a la misma ley incambiable: “y al
que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. Así que los ricos sí se hacen más
ricos, y los pobres se hacen más pobres. Sí, al que tiene se le dará.
Tú no puedes expresar aquello de
lo que no estas consciente de Ser. Tú no puedes servir a dos amos. Tu amo es
eternamente aquel estado de conciencia con el cual tú estás identificado. Por
lo tanto aquello que no está en tu conciencia se le es quitado – (porque nunca
fue parte de ella) y se lo suma a aquella conciencia que está consciente de
serlo. Todas las cosas gravitan hacia esa conciencia con la que están en
sintonía, y de la misma manera, todas las cosas se extraen a sí mismas de
aquella consciencia con la cual no están en sintonía. Así que en vez de unirte
al coro de los que no tienen, quienes insisten en destruir a aquellos que sí
tienen, reconoce a esta incambiable ley de expresión, y afirma conscientemente
que ya eres aquello que has decidido ser. Luego de haber tomado tu decisión, y
de que tu afirmación consciente se haya establecido, continua en tu confianza
segura hasta que recibas tu recompensa. Porque así como el día sigue a la
noche, tú recibirás aquello que tú has afirmado conscientemente para ti.
Por lo tanto, aquello que para el
mundo dormido ortodoxo parece ser una cruel e injusta ley, se transforma para
el iluminado, la más misericordiosa y justa declaración de la verdad. “Yo he
venido no para destruir, sino para cumplir.” (Mateo 5: 17).
Sabiendo que Dios no destruye
nada, asegúrate de que tú eres eso, afirma que tú ya eres aquello que quieres
que él llene por completo. Nada es destruido. Todo es cumplido.
CAPITULO 6
CIRCUNCISIÓN
La
circuncisión es la operación que remueve el velo que esconde la cabeza de la
creación. El acto físico no tiene nada que ver con el actor espiritual.
El mundo entero puede ser completamente
circuncidado y aun así permanecer impuro, con líderes ciegos guiando a los
ciegos. Al circuncidado espiritualmente se le ha removido el velo de oscuridad,
y se reconoce a sí mismo como Cristo, la luz del Mundo.
Permíteme ahora hacerte una
operación espiritual a ti, el lector. Este acto es efectuado a los ocho días del nacimiento. Ocho, porque ocho es la
figura que no tiene ni principio ni final. De hecho, los antiguos simbolizaban
al número ocho como un envoltorio o velo, dentro y detrás del cual yace
enterrado el misterio de la creación. Por lo tanto, el secreto de la operación
en el día ocho es acorde a la naturaleza del acto, y dicho acto es revelar la
cabeza eterna de la creación; aquel incambiable algo, en el cual todas las
cosas comienzan y terminan, y permanece siendo ese eterno ser, cuando todas las
cosas dejen de existir. Este misterioso algo es tu conciencia de ser. En este
momento tú estás consciente de ser, pero eres consciente de ser alguien. Este
alguien es el velo que esconde el Ser que tú realmente eres. Primero tú eres
consciente de ser, luego eres consciente de ser el hombre. Luego de que el velo
del hombre se coloca sobre tu ser sin rostro, tú te haces consciente de ser un
miembro de cierta raza, nación, credo, etc. El velo a ser levantado en la circuncisión
espiritual es el velo del hombre, pero antes de que eso pueda hacerse, tú debes
cortar y soltar todas las adhesiones de raza, nación, familia y todo lo demás.
“En Cristo no hay ni Griego ni Judío,
ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer” (Gálatas 3: 28). Debes dejar a tu
padre, madre, hermano y seguirme a mí (aprox. Lucas 14: 25). Para lograr esto,
tu debes dejar de identificarte a ti mismo con estas divisiones, al ser
indiferente a dichas declaraciones. La indiferencia es el cuchillo que corta.
El Sentimiento, la Sensación es la atadura que une. Cuando puedes mirar al
hombre (la Humanidad) como una gran hermandad sin distinción de raza, credo o
color, entonces sabrás que tú has cortado estas adhesiones. Con estas ataduras
cortadas, todo lo que te separa ahora de tu verdadero ser es tu creencia de que
tú eres el hombre.
Para remover este último velo, tú
debes dejar tu concepto de ti mismo como el hombre, al conocerte a ti mismo con
tan solo ser. En vez de tener la conciencia de YO-SOY el Hombre, deja que tan
solo sea YO-SOY-Sin Cara, Conciencia sin Forma. Luego, sin el velo y despierto,
tu declararás y sabrás que YO-SOY es Dios y fuera de mí, esta Conciencia, no
hay otro Dios. Este misterio es contado en la biblia en la historia de Jesús
lavando los pies a sus discípulos. Fue escrito que Jesús se quitó sus
vestiduras y se ató una toalla en la cintura (Juan 13). Luego, después de haber
lavado los pies de sus discípulos, él los secó con la toalla con la cual estaba
envuelto. Pedro protestó, y se le dijo que a menos que sus pies sean lavados,
él no tendrá parte con Jesús. Pedro respondió: “Señor, no solo mis pies, sino
también mis manos y cabeza”. Jesús respondió diciendo, “El que ya se ha bañado
no necesita lavarse más que los pies, pues ya todo su cuerpo está limpio.”
El sentido común le diría al
lector que un hombre no está todo limpio solo porque sus pies son lavados. Así
que debería descartar esta historia, o buscar su sentido secreto. Cada historia
de la biblia es un drama psicológico tomando lugar en la conciencia del hombre,
y esta no es una excepción. Esto de lavar los pies a sus discípulos es la
historia mística de la circuncisión espiritual, o la revelación de los secretos
del Señor.
Jesús es llamado el Señor. A ti
se te dijo que el nombre del Señor es Yo-SOY (en francés: Je-Suis). Yo soy el
Señor, ese es mi nombre. Isaías 42: 8. Jesús se envuelve con una toalla en la
cintura, por lo tanto sus secretos están ocultos. Jesús o Señor simbolizan tu
consciencia de ser, cuyos secretos están escondidos por una toalla (la
conciencia del hombre). El pie simboliza el entendimiento (“Sigue sus pisadas”
-entendimiento. 1era. Pedro 2:21); el cual debe ser lavado por el Señor-La
Conciencia, de todas las creencias humanas o conceptos de sí misma. Cuando la
toalla es removida para secar los pies, los secretos del Señor son revelados.
En pocas palabras, el remover las
creencias de que tú eres el hombre, revela tu conciencia como la cabeza de la
creación. El hombre es el prepucio que esconde la cabeza de la creación. YO SOY
el Señor, escondido bajo el velo del hombre.
CAPITULO 7
CRUCIFIXIÓN Y RESURRECCIÓN
Los eventos de
crucifixión y resurrección están tan entretejidos que deben ser explicados
juntos porque uno determina al otro. Este misterio es simbolizado en la tierra
en los rituales de Viernes Santo y la Pascua. Tú habrás observado que esos días
no son fijos sino que cambian de año a año. Estos caen en cualquier día desde
la última semana de Marzo a la última semana de Abril. El día se lo determina
de la siguiente manera: El primer domingo luego de la luna llena en Aries es
celebrado como la Pascua. Aries comienza el día 21 de Marzo y marca el comienzo
de la primavera (en el hemisferio norte). Esta fecha móvil debería indicarle al
observador que busque alguna interpretación, además de la que ya le dieron.
Visto desde la tierra, el sol en
su pasaje norteño aparece en la estación anual de primavera para cruzar la
línea imaginaria que el hombre llama el ecuador. Así que se dijo, por el místico,
que es cruzado o crucificado para que el hombre pueda vivir. Ellos notaron que
justo después de que este evento sucede, toda la naturaleza comienza a elevarse
o resucitarse a sí misma de su largo sueño de invierno, por lo tanto ellos concluyeron
que este disturbio de la naturaleza en esta estación del año era causa directa
de este cruce. Por lo tanto ellos creían que el Hijo debe haber derramado su
sangre en el pasaje (Pascua en judío se dice Pésaj). Si estas fechas marcan la
muerte y la resurrección de Jesús, estarían fijas como todos los otros eventos
históricos, pero este no es el caso. Sin embargo estas fechas sí simbolizan la
muerte y resurrección del Señor, pero este Señor es tu conciencia de Ser. Fue
escrito que él dio Su vida para que tú puedas vivir – “YO SOY, he venido para
que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10: 10).
La Primavera es el momento en el
año en que millones de semillas, que durante todo el invierno yacieron
enterradas en el suelo, de repente brotan hacia la visibilidad para que el
hombre pueda vivir, y dado a que el drama místico de la crucifixión y resurrección
está en la naturaleza de este cambio anual, es celebrado en esta estación
primaveral del año, pero en realidad está tomando lugar en cada momento en el
tiempo. El ser que es crucificado es nuestra Conciencia de Ser. La cruz es tu
concepto de ti mismo. La resurrección es la elevación hacia la visibilidad de
este concepto de ti mismo. Lejos de ser un día de lamento, el Viernes Santo
debería ser un día de regocijo, porque no puede haber una resurrección sin una
crucifixión. La cosa que debe ser resucitada en tu caso, es aquello que tú
deseas ser. Para hacer esto, tú debes sentirte a ti mismo siendo la cosa
deseada. Tú debes sentir: YO SOY eso, porque YO SOY la resurrección y la vida. Sí,
YO SOY (Tu Conciencia de Ser) es el poder resucitando y dándole vida a aquello
que tú eres consciente de Ser.
Si dos se ponen de acuerdo en
tocar cualquier cosa, YO lo estableceré en la Tierra (Mateo 18: 19). Los dos
que se ponen de acuerdo son Tú (tu conciencia) y la cosa deseada (aquello que
has decidido ser, al hacerte consciente de eso). Cuando este acuerdo es
obtenido, la crucifixión está completa. Dos se han cruzado o crucificado entre ellos.
YO SOY y Eso (la cosa deseada) se han unido. YO SOY ahora clavado sobre la
forma de eso.
El clavo que te une a ti en la
cruz es el clavo de La Sensación, del Sentimiento. El matrimonio místico es
ahora consumado y el resultado será el nacimiento de un niño, o la resurrección
de un hijo dando testimonio de su Padre.
La Conciencia es casada con
aquello que es consciente de Ser. El mundo de expresión es el niño confirmando
esta unión. El día que tú dejas de ser consciente de ser aquello que ahora eres
consciente de ser, aquel día tu niño o expresión morirá y volverá al seno de su
padre: la Conciencia sin rostro ni forma. Todas las expresiones son los
resultados de tales matrimonios místicos. Así que los sacerdotes tienen razón
cuando dicen: todos los verdaderos matrimonios son hechos en el Cielo, y solo
pueden ser disueltos en el Cielo. Pero déjame que clarifique esta afirmación al
decirte que el Cielo no es una localidad, sino que es un estado de Conciencia.
El Reino de los Cielos está dentro de ti. En el Cielo (la conciencia) Dios es
tocado por aquello que él es consciente de ser. “¿Quién me ha tocado? Porque YO
he notado que poder ha salido de mi” (Lucas 8: 46). En el momento en que este
tocar (sentir) toma lugar, sucede un ‘retoñar’ o un ‘salir-de-mi’ hacia la
visibilidad.
El día en que el hombre sienta YO
SOY libre, YO SOY rico, YO SOY fuerte, Dios (YO SOY) es tocado por estas
cualidades o virtudes, y los resultados de tal tacto serán vistos en el
nacimiento o resurrección de las cualidades sentidas. Porque el hombre debe
tener confirmación visible de todo lo que él es consciente de Ser. Ahora sabrás
por qué el hombre o manifestación es siempre hecho en la imagen de Dios.
Tu Conciencia genera imágenes y
expresiones físicas de todo lo que tú estás consciente de Ser. “YO SOY el
Señor, y además de mi ninguno otro Dios hay” (Isaías 45: 5). “¡YO SOY la
resurrección y la vida!” (Juan 11: 25).
CAPITULO 8
NINGÚN OTRO DIOS
“No tendrás
ningún otro Dios delante de mi” (Éxodo 20: 3). Mientras que el hombre
entretenga la creencia en poderes aparte de sí mismo, continuará robándose a sí
mismo del Ser que él es. Cada creencia en poderes aparte de ti mismo, ya sean
para bien o para mal, se convertirán en los moldes de las imágenes grabadas que
tú adorarás.
La creencia en el poder de las
drogas para sanar, en las dietas para fortalecer, en el dinero para estar
seguro, son los valores o cambiadores de dinero que deben ser echados del
Templo (Mateo 21: 12). “Ustedes son el Templo del Dios viviente” (1era.
Corintios 3: 16). Un templo hecho sin manos.
Fue escrito: “Mi casa será
llamada casa de oración”; pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de
ladrones”. (Mateo 21: 13).
Tu creencia en el poder de las
cosas, son los ladrones que te roban. Existe solo un poder, un Salvador – YO
SOY ÉL. Es tu creencia en la cosa, y no la cosa en sí misma la que ayuda. Por
lo tanto, deja de transferir el poder que tú eres a las cosas que te rodean. Declárate
a ti mismo ser el poder que, en tu ignorancia, le has dado a otro.
Es más fácil para un camello,
cargado como está con los tales llamados tesoros de la vida, que pase a través
del ojo de la aguja (que es un pequeño portal en las paredes de Jerusalén,
llamado así por lo angosto que es) que el hombre rico (es decir, el hombre
opinionado lleno de sus valores humanos) entre al Reino de los Cielos (Mateo
19: 24). El hombre está tan lleno de sus valores humanos (riquezas) respecto a
las razones de las cosas, que él no puede, a causa de tal oscuro velo que es la
‘sabiduría del hombre’, ver que la única razón o valor para lo que sea, es que
todas las cosas expresan perfectamente aquello que está conscientes de ser.
Cuando el hombre se da cuenta que la conciencia de una cualidad expresa dicha
cualidad sin la ayuda de nada mas, él se convertirá en el hombre pobre (pobre de opiniones sobre las razones de las
cosas), el hombre tonto (tonto en la sabiduría
según los hombres), que no tiene razones para que nada suceda más que
aquello que está sucediendo; él está perfectamente expresando aquello que es
consciente de ser. Y tal persona ha echado afuera a los cambiadores de dinero,
o los muchos valores, y ahora ha establecido un valor único: Conciencia.
El Señor está en su Santo Templo.
La Conciencia mora adentro de aquello que es consciente de ser. YO SOY el
hombre- es el Señor y su Templo. Sabiendo que la conciencia de riquezas produce
riquezas, así como la conciencia de pobreza produce pobreza, ÉL perdona a todos
los hombres por ser lo que ellos son. Porque todos están expresando (sin la
ayuda de otro) aquello que son conscientes de ser. Él sabe que un cambio en la
conciencia producirá un cambio de expresión, así que en vez de simpatizarse con
los mendigos de la vida ante la puerta del templo, él declara: “No poseo plata
ni oro (para ti), pero lo que tengo (la conciencia de libertad) te doy.”
(Hechos 3: 6). Remueve el regalo dentro de ti. Deja de mendigar, y clama que ya
eres aquello por lo cual estás mendigando. Haz esto, y tú también saltarás de
tu mundo paralitico hacia el mundo de la libertad, cantando alabanzas al Señor,
YO SOY. “Mucho más grande es Aquel que está en ti, que aquel que está en el
mundo” (1era. Juan 4: 4). Este es el grito de todo aquel que descubre que Su
Conciencia de SER es Dios.
Tu reconocimiento de este hecho
automáticamente limpiará al tempo de los ladrones y estafadores, y restablecerá
para ti aquel dominio sobre las cosas, el cual habías perdido en el momento que
olvidaste el mandamiento: “No tendrás ningún otro Dios delante de mi” (Éxodo
20: 3).
CAPITULO 9
TU VOLUNTAD SEA HECHA
“No se haga mi
voluntad, sino la tuya.” (Lucas 22: 42). Esta renuncia no es una de fatalismo
ciego, sino que es la realización iluminada de que: “Yo por mi propia voluntad
no puedo hacer nada, el Padre que está dentro de mi hace las obras” (Juan 5:
19). Cuando el hombre usa su propia voluntad, él intenta hacer aparecer a algo
en el tiempo y espacio que él sabe que no existe. Él declara conscientemente:
“Yo no poseo las capacidades para expresarlo ahora, pero yo adquiriré estas
capacidades con el tiempo.” En pocas palabras, él declara: YO NO SOY, pero yo
seré.
El hombre no se da cuenta que la
consciencia es el Padre que hace las obras, así que intenta expresar aquello
que él no es consciente de ser. Tales esfuerzos están condenados a
decepcionarlo, porque solo el presente se expresa a sí mismo. A menos que Yo
esté consciente de Ser aquello que busco, yo no lo encontraré. Dios (Tu
Conciencia) es la sustancia y la plenitud, todo el contenido. La voluntad de
Dios es el reconocimiento de aquello que ya ES, no de aquello que será. En vez
de ver a esta afirmación como “Tu voluntad sea hecha”, debes verla como: “Tu
voluntad es hecha” (ya está hecha). Las obras están terminadas. El principio
por el cual todas las cosas se hacen visibles es eterno. “Cosas que el ojo no
vio, ni el oído oyó, Ni han subido al corazón del hombre, Son las que Dios ha
preparado para los que aman La Ley” (1era. Corintios 2: 9).
Cuando un escultor observa a un
pedazo de mármol sin forma, él ve enterrado dentro de este objeto sin forma, su
obra de arte terminada. Así que el escultor en vez de hacer a su obra maestra,
él meramente la revela al remover la parte del mármol que esconde su
concepción.
Lo mismo se aplica para ti. En tu
Conciencia sin forma – YO SOY- se encuentra escondido todo lo que tú podrías
alguna vez concebirte ser. El reconocimiento de esta verdad, te transformará de
ser aquel trabajador sin talento que intenta hacer que funcione, a un artista
grandioso que reconoce que ya lo es.
Tu afirmación de que ya eres
aquello que quiere ser, removerá el velo de la oscuridad humana que dice “yo
seré”, y revelará tu perfecta afirmación: YO SOY eso.
La voluntad de Dios fue expresada
en las palabras de la viuda: “Todo está bien”. (2da. Reyes 4: 26). La voluntad
del hombre hubiese sido: “Todo estará bien”. Declarar que yo estaré bien es lo
mismo que decir: “YO Estoy enfermo”. Dios, el Eterno Ahora, no es engañado por
palabras o vanas repeticiones. Dios continuamente personifica aquello que ES
(tiempo presente).
Por eso la renuncia de Jesús
(quien se igualó a si mismo con Dios) fue cambiar del reconocimiento de falta
(lo que el futuro indica con decir: “yo seré”), al reconocimiento de
provisiones, al afirmar “YO SOY eso”.
Ahora verás la sabiduría en las
palabras del profeta cuando declaró: “Que el débil diga: YO SOY fuerte” (Joel
3: 10). El hombre en su ceguera no le hace caso al consejo del profeta, así que
él continua declarándose débil, pobre, desdichado y todas las otras expresiones
indeseables de las cuales se está tratando de liberar, al declarar con
ignorancia que él será libre de ellas.
Existe solo una puerta a través
de la cual aquello que buscas puede entrar a tu mundo. Cuando tú dices YO SOY, te
estás declarando SER, en primera persona, tiempo presente. Así que digo otra
vez: saber que YO SOY, es estar consciente de SER; la Conciencia es la única
puerta. Por lo tanto, a menos que seas consciente de SER (ya, ahora) aquello
que tu buscas, tu buscarás en vano. Si juzgas según las apariencias,
continuarás siendo esclavizado por la evidencia de tus sentidos. Para romper
este hechizo hipnótico de los sentidos, se te dijo: “Ve a tu interior, y cierra
la puerta” (Mateo 6: 6; 2da. Reyes 4: 33). La puerta de los sentidos debe ser
completamente cerrada antes de que tu nueva afirmación pueda ser honorada. Esto
de cerrar la puerta de los sentidos no es difícil como parece serlo al
principio. Se hace sin esfuerzo alguno. Es imposible servir a dos amos al mismo
tiempo (Mateo 6: 24). El amo al cual el hombre sirve, es aquello de lo que es
consciente de SER. Yo soy Señor y Amo de aquello que soy consciente de ser.
No es un esfuerzo para mi
conjurar a la pobreza, si YO Soy consciente de ser pobre. Mi sirviente, la
pobreza, está obligado a seguirme (la Conciencia de Pobreza) mientras que YO
SOY (el Señor) consciente de ser pobre. En vez pelear contra la evidencia de
los sentidos, tú simplemente afirma que ya eres aquello que deseas ser. Cuando
tu atención es colocada en esta afirmación, la puerta de los sentidos
automáticamente se cierra, dejando fuera a tu amo anterior – aquello que eras
consciente de Ser. A medida que te pierdes en el sentimiento de SER esto que
ahora tú afirmas que es verdad de ti mismo, las puertas se abren una vez más
(pero como habrás descubierto, solo permiten entrar al presente YO SOY que
ahora soy consciente de ser) y observarás que tu mundo está expresando aquello
que ahora eres consciente de ser.
Por lo tanto, sigamos el ejemplo
de Jesús quien, él como hombre, no podía hacer nada para cambiar su imagen
presente de falta, pero cerró la puerta de sus sentidos y fue a su Padre, para
quien Todas las cosas son posibles. Habiendo negado la evidencia de sus sentidos,
él afirmó para sí mismo ser aquello que hace un momento atrás sus sentidos le
dijeron que no era. Sabiendo que la Conciencia expresa su semejanza en la
tierra, él permaneció en su Conciencia afirmada, hasta que las puertas (sus
sentidos) se abrieron y confirmaron la Soberanía del Señor. Recuerda, YO SOY es
Señor de Todo. Nunca más utilices la voluntad del hombre que clama: Yo seré. Ríndete
al igual que Jesús, y afirma: YO SOY eso.
CAPITULO 10
SEAN OIDOS QUE OYEN
“Haz que estas
palabras penetren en vuestros oídos, porque el Hijo del Hombre va a ser
entregado en manos de los hombres.” (Lucas 9: 44). No seas como aquellos que
tienen ojos y no ven, y oídos pero no oyen. Haz que estas revelaciones penetren
profundamente tus oídos. Porque luego de que el hijo (idea) es manifestada, el
hombre con sus valores falsos (razonamiento) intentará explicar los cómos y los
porqués de la expresión del hijo (idea manifiesta), y al hacerlo lo destrozará
en pedazos. Cuando los hombres hayan acordado que cierta cosa es imposible de
hacer, permite que alguien logre la cosa imposible – y todos, incluso los
sabios que decían que no podía hacerse- comenzarán a decirte por qué sucedió.
Cuando ellos hayan terminado de romper la toga sin costuras (la causa de la
manifestación), ellos estarán tan lejos de la verdad al igual que cuando
proclamaban que era imposible.
Mientras que
el hombre continúe buscando la causa de la expresión (de las manifestaciones)
afuera del que las expresa, él buscará en vano. Por miles de años se le ha
dicho al hombre: “YO SOY la vida y la luz del mundo” (Juan 8: 12; Juan 14: 6).
“Ninguna manifestación viene a mí a menos que yo la atraiga” (Juan 6: 44). Pero
el hombre no puede creerlo, él prefiere creer en causas externas a sí mismo. En
el momento en que aquello que era invisible se hace visible, el hombre está
listo para explicar la causa y el propósito de su aparición. Por lo tanto, el
Hijo del Hombre (las ideas de manifestación) está constantemente siendo
destruido por las manos de los hombres (explicación razonable o sabiduría).
Ahora que tu
conciencia ha sido revelada ante ti como la causa de toda expresión, no vuelvas
a la oscuridad de Egipto con sus muchos dioses. Existe solo un Dios. El único
Dios es tu Conciencia. “Y todos los habitantes de la tierra son considerados
como nada. Mas él actúa conforme a su voluntad en el ejercito del cielo, y
entre los habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle:
¿Qué has hecho?” (Daniel 4: 35). Si el mundo entero se pusiera de acuerdo en
que una cosa no podría ser expresada, y tú te hicieras consciente de ser
aquello que todos acordaron que no podría ser expresado – tú lo expresarías. Tu
Conciencia nunca pide permiso para expresar aquello que tú eres consciente de
ser. Lo hace tan naturalmente y sin esfuerzo, a pesar de la sabiduría de los
hombres y la oposición de los ejércitos del cielo como de la tierra.
“No saluden a nadie en el camino”
(Lucas 10: 4) (refiriéndose al saludo
militar a un oficial de rango superior), no es un mandamiento a ser
insolente y antipático, sino un recordatorio en que no reconozcamos a un
superior, ni que veamos a nadie como una traba a nuestra expresión. Porque
nadie puede detener tu mano ni cuestionar tu habilidad de expresar aquello que tú
eres consciente de ser. No juzgues según las apariencias de una cosa, porque
todas son insignificantes ante los ojos de Dios. Cuando los discípulos,
juzgando según las apariencias, vieron al niño insano, ellos pensaron que era
un problema más difícil de resolver que los otros que habían visto – así que
fracasaron en obtener una cura. Al juzgar por las apariencias, ellos olvidaron
que todas las cosas son posibles para Dios. Así como estaban hipnotizados por
la realidad de las apariencias, no podían sentir la naturalidad de la sanidad.
La única manera para ti de evitar
estos fracasos, es constantemente recordarte en la mente que tú conciencia es
la Presencia Todopoderosa, infinitamente sabia, que sin ayuda, manifiesta
físicamente y sin esfuerzo alguno aquello que eres consciente de ser. Debes ser
completamente indiferente a la evidencia de los sentidos, para que así puedas
sentir la naturalidad de tu deseo- y tu deseo será realizado. Dale la espalda a
las apariencias, y siente la naturalidad de la perfecta sanidad, y la sanidad
se encarnará a sí misma. Tu deseo es la solución de tu problema. Cuando el
deseo es realizado, el problema se disuelve. Tus deseos son las realidades
invisibles que responden solo a los comandos de Dios. Dios comanda a lo
invisible para que aparezca al clamar que él mismo es la cosa comandada. “Él se
igualó a Dios y no lo consideró como un robo hacer las obras de Dios.”
(Filipenses 2: 6). Ahora, “Haz que estas palabras penetren en vuestros oídos”,
SE CONSCIENTE DE SER AHORA AQUELLO QUE QUIERES QUE APAREZCA.
Titulo original en inglés del
libro: I KNOW MY FATHER.