ORACION RESPONDIDA
NEVILLE GODDARD
Traducido por: Laura Arrojo
Charla de Radio, Estación KECA Los Ángeles
Julio 1951
TITULO ORIGINAL: ANSWERED PRAYER
¿Alguna vez tuviste una oración
respondida? Qué no daría el hombre para solo sentir la certeza de que cuando
oran, algo definitivo sucederá. Por esta razón, me gustaría tomar un poco de
tiempo para ver por qué algunas oraciones son respondidas y algunas aparentemente
caen en tierra seca. “Cuando ustedes oren, crean que ya han recibido y
recibirán” (Marcos 11: 24). Crean que ya han recibido - es la condición
impuesta sobre el hombre. A menos que creamos que recibimos, nuestra oración no
será respondida. Una oración - concedida - implica que algo se hace como
consecuencia de la oración que, de otra manera, no hubiese sido hecho. Por lo
tanto, aquel que ora es el disparador de la acción - la mente que dirige - y
aquel que concede la oración. El hombre rechaza en asumir tal responsabilidad,
porque la responsabilidad, aparentemente, es la pesadilla invisible de la
humanidad.
El entero mundo natural está
construido sobre la ley. Aun así, entre la oración y su respuesta no vemos tal
relación. Sentimos que Dios podría responder o ignorar nuestra oración, que
nuestra oración podría embocarle o errar al blanco. La mente todavía no está
dispuesta a asumir que Dios se somete a sí mismo a sus propias leyes. ¿Cuánta
gente cree que hay una relación de causa y efecto entre la oración y su
respuesta?
Observemos los medios utilizados
para sanar a los diez leprosos como se lo menciona en el capítulo 17 del
Evangelio de San Lucas. La cosa que nos llama la atención en esta historia, es
el método que se usa para elevar su fe a la intensidad necesaria. Se nos dice
que los diez leprosos acudieron a Jesús para que “tenga misericordia” sobre
ellos - es decir - para que los sane. Jesús les ordena a que vaya y se muestren
a los sacerdotes, y “cuando estaban yendo, fueron sanados”. La ley de Moisés
demandaba que cuando un leproso se recuperaba de su enfermedad, él debía
mostrarse a sí mismo a los sacerdotes para obtener un certificado de su salud
recuperada. Jesús impuso una prueba sobre la fe de los leprosos y les dio los
medios por los que su fe podía ser elevada a su máxima potencia. Si los
leprosos hubiesen rechazado ir - no tendrían fe - y, por lo tanto, no podrían
haber sido sanados. Pero, si le obedecían, la completa realización de lo que su
viaje implicaba asaltaría sus mentes a medida que ellos iban, y este
pensamiento dinámico los sanaría. Por eso leemos, “cuando estaban yendo, fueron
sanados”.
Tú, sin duda alguna, has oído más
de una vez las palabras de aquel himno inspirador: “Oh, qué paz que a menudo
perdemos; oh que innecesario dolor cargamos, todo porque no entregamos todo a
Dios en oración.” Yo mismo llegue a esta convicción a través de la experiencia,
habiendo sido guiado a inquietarme sobre la naturaleza de la oración. Yo creo
en la práctica y la filosofía de lo que los hombres llaman oración, pero no
todo lo que recibe ese nombre es realmente oración.
La oración es la elevación de la
mente hacia aquello que buscamos. La mismísima primera palabra de corrección es
“levántate”. Siempre elevemos la mente a aquello que buscamos. Esto se hace
fácilmente al asumir el sentimiento del deseo cumplido. ¿Cómo te sentirías si
tu oración fuese respondida? Bueno, asume ese sentimiento hasta que
experimentes en la imaginación aquello que experimentarías en la realidad si tu
oración fuese respondida. La oración significa ponerse en acción mentalmente.
Significa sostener la atención sobre la idea del deseo cumplido hasta que llene
a la mente, y empuje a todas las otras ideas hacia afuera de la conciencia.
Esta declaración, de que la oración significa ponerse en acción mentalmente y
sostener la atención sobre la idea del deseo cumplido, hasta que llene a la
mente y empuje a todas las otras ideas hacia afuera de la conciencia, no
significa que la oración es un esfuerzo mental - un acto de la voluntad. Por lo
contrario, la oración debe ser contrastada con un acto de voluntad. La oración
es una rendición. Significa abandonarse a uno mismo al sentimiento del deseo
cumplido. Si la oración no trae resultados - hay algo que está mal con la
oración, y la culpa yace generalmente en demasiado esfuerzo. Serias confusiones
surgen en tanto que el hombre identifique el estado de oración con un acto de
voluntad. La regla soberana es no hacer ningún esfuerzo, y si esto es
observado, tú caerás intuitivamente en la actitud correcta.
La creatividad no es un acto de la
voluntad, sino una receptividad más profunda - una susceptibilidad más aguda.
La aceptación del final - la aceptación de la oración respondida - encuentra
los medios para su realización. Siéntete a ti mismo, en el estado de la oración
respondida hasta que el estado llene la mente, y empuje a todos los otros
estados hacia afuera de tu conciencia. En lo que debemos trabajar, no es en el
desarrollo de la voluntad, sino en la educación de la imaginación, y en la
estabilización de la atención. La oración tiene éxito al evitar el conflicto.
La oración es, por sobre todo, fácil. Su más grande enemigo es el esfuerzo. Lo
poderoso se rinde a sí mismo sólo para aquello que es lo más gentil. La riqueza
de los Cielos no se atrapa con una voluntad fuerte, sino que se entrega a sí
misma, un regalo gratuito, a un momento de inversión-en-Dios. Sobre las líneas
de menor resistencia viajan las fuerzas espirituales, así como también las
físicas.
Debemos actuar en la asunción de
que ya poseemos aquello que deseamos, porque todo lo que deseamos ya está
presente dentro de nosotros. Solo espera a ser reclamado. El hecho de que debe
ser reclamado es una condición necesaria por la cual realizamos nuestros
deseos. Nuestras oraciones son respondidas si nosotros asumimos el sentimiento
del deseo cumplido y continuamos en esa asunción. Yo presencié en mi sala de
estar, uno de los más maravillosos ejemplos de la oración respondida. Una
señora muy encantadora de otra ciudad vino a verme respecto a la oración. Como
no tenía a quien dejarle a su hijo de ocho años, lo trajo con ella en el
momento de nuestra entrevista. El niño aparentaba estar concentrado en su juego
con un camión de juguete, pero al finalizar la entrevista con su madre, él
dijo: “Señor Neville, ahora sé cómo orar. Yo sé lo que quiero - un cachorrito
collie - y puedo imaginar que estoy abrazándolo cada noche en mi cama.” Su
madre le explicó a él y a mí, las imposibilidades de su oración, el costo del
cachorrito, que la casa era pequeña, y hasta su incapacidad de poder cuidar a
un perro propiamente. El niño miro a los ojos a su madre y simplemente dijo,
“pero madre, ahora sé cómo orar.” Y así lo hizo. Dos meses después, durante la
“semana de amabilidad hacia los animales” en su ciudad, todos los niños de la
escuela debían escribir un ensayo, sobre cómo ellos amarían y cuidarían a una
mascota. Y has adivinado la respuesta. Su ensayo, fuera de los cinco mil que
fueron presentados, ganó el premio, y ese premio, presentado por el alcalde de
la ciudad al pequeño - era un cachorrito collie. El niño realmente asumió el
sentimiento de su deseo cumplido, abrazando y amando a su cachorrito cada
noche.
La oración es un acto de Amor
Imaginativo, lo cual es el tema de mi mensaje el próximo domingo por la mañana
a las 10:30 en el Teatro Fox Wilshire, en el Wilshire Boulevard cerca de La
Ciénaga. Es mi deseo, el próximo domingo, que les pueda explicar como ustedes,
así como el pequeño niño, pueden entregarse a ustedes mismos a las imágenes
amorosas de sus deseos, y persistir en sus oraciones aunque se les diga a
ustedes, como al pequeño, que sus deseos son imposibles.
La necesidad de la persistencia en la oración se nos muestra en la
biblia. “Quién de ustedes”, preguntó Jesús, “va a él
a medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha
llegado de viaje a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle”; y aquél, respondiendo desde adentro,
le dice: “No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos
acostados; no puedo levantarme para darte nada. Os digo que aunque no se
levante a darle algo por ser su amigo, no obstante, por su importunidad
se levantará y le dará cuanto necesite. [Y
yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y
el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ] (Lucas 11: 5 al
10). La palabra traducida “Importunidad” significa, literalmente, descarada
impudicia. Debemos persistir hasta que tengamos éxito en imaginarnos a nosotros
mismos en la situación de la oración respondida. El secreto del éxito es
encontrado en la palabra “perseverancia”. El alma imaginándose a sí misma en el
acto, adopta los resultados del acto. Si no se imagina a si misma dentro del
acto, estará siempre sin resultados. Experimenta en la imaginación lo que
experimentarías en la realidad si ya fueras aquello que quieres ser, y
adoptarás los resultados de ese acto. Si no experimentas en la imaginación lo
que quisieras experimentar en la realidad, siempre estarás sin resultados.
“Cuando ustedes oren, crean que ya han recibido y recibirán” (Marcos 11: 24).
Uno debe persistir hasta llegar al amigo en un nivel más alto de conciencia. Se
debe persistir hasta que su sentimiento del deseo cumplido tenga todas las
sensaciones vívidas de la realidad.
La oración es un sueño despierto controlado. Si queremos orar
exitosamente, debemos estabilizar nuestra atención para observar al mundo como
se vería por nosotros si nuestra oración fuese respondida.
Estabilizar la atención no requiere de ninguna facultad especial, pero
sí demanda un control de la imaginación. Debemos extender nuestros sentidos -
observar nuestra relación cambiada respecto a nuestro mundo, y confiar en esta
observación. El nuevo mundo no está allí para agarrar, sino para sentir, para
tocar. La mejor manera de observarlo es estar intensamente consciente de él. En
otras palabras, podemos, al escuchar como si hubiésemos oído, y al mirar como
si hubiésemos visto, realmente escuchar voces y ver escenas desde adentro de
nosotros que de otra manera no son audibles o visibles. Con nuestra atención
enfocada en el estado deseado, el mundo externo se derrumba y luego el mundo -
como la música - con un nuevo orden, transforma todas las discordancias en
armonías. La vida no es una lucha, sino una rendición. Nuestras oraciones son
respondidas por los poderes que invocamos y no por los que ejercemos. Siempre y
cuando los ojos presten atención, el alma estará ciega - porque el mundo que
nos mueve es el mundo que imaginamos, no el mundo que nos rodea. Debemos
entregar nuestro ser completo al sentimiento de ser aquel noble que deseamos
ser. Si hay algo que queda guardado, la oración es en vano. A menudo somos
privados de nuestro objetivo más alto por nuestro esfuerzo en poseerlo. Somos
llamados para actuar en la asunción de que ya somos el hombre que seríamos. Si
hacemos esto sin esfuerzo - experimentar en la imaginación lo que experimentaríamos
en la carne si hubiésemos realizado nuestro objetivo, descubriremos que
realmente, lo poseemos. El toque sanador
está en nuestra actitud. No tenemos que cambiar nada más que nuestra actitud
hacia eso. Asume una virtud si no la
tienes, asume el sentimiento de tu deseo cumplido. “Ora por mi alma; más cosas
son originadas por la oración de lo que este mundo sueña.”
Gracias infinitas por compartir esta fantastica información.
ResponderBorrarGracias infinitas por compartir esta fantastica información.
ResponderBorrarQuien se esfuerza, daña su fuerza...
ResponderBorrarbacanazo el articulo
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