(Título original: PRAYER, THE ART OF BELIEVING)
NEVILLE GODDARD
PREFACIO
La PLEGARIA es la llave maestra. Una llave puede
servir para una puerta de una casa,
pero cuando sirve para todas las puertas puede bien
ser llamada llave maestra. Tal llave y
no menos es la plegaria para todos los problemas
terrenales.
1.
LEY DE
REVERSIBILIDAD.
"Reza por mi alma, más cosas son
hechas por la oración que lo que este mundo sueña." (Tennyson). La
plegaria es un arte y requiere práctica. El primer requisito es una imaginación
controlada. Pompa y vanas repeticiones son extrañas a la plegaria. Su ejercicio
requiere tranquilidad y paz mental. "No uses vanas repeticiones",
pues la plegaria es hecha en secreto y "tu Padre que ve en el secreto te
recompensara abiertamente". Las ceremonias que son comúnmente usadas en la
oración son meras supersticiones y han sido inventadas para darle a la plegaria
un aire de solemnidad. Aquellos que practican el arte de la plegaria son a
menudo ignorantes de las leyes que la controlan. Atribuyen los resultados obtenidos
a las ceremonias y confunden la letra con el espíritu. La esencia de la
plegaria es la fe; pero la fe debe ser permeada con entendimiento para darle
esa cualidad activa que no posee por si sola. "Por eso, logra sabiduría; y
con todo tu poder logra entendimiento". Este libro es un intento de
reducir lo desconocido a lo conocido, señalando las condiciones por las cuales
las plegarias son respondidas, y sin las cuales no pueden ser respondidas.
Define las condiciones que gobiernan la plegaria en leyes que son simplemente
una generalización de nuestras observaciones. La ley universal de
reversibilidad es el fundamento sobre el cual estas afirmaciones están basadas.
El movimiento mecánico causado por el habla fue conocido por largo tiempo antes
de que nadie soñara la posibilidad de una transformación inversa, esto es, la reproducción
del habla por el movimiento mecánico (el fonógrafo). Por largo tiempo la
electricidad fue producida por fricción sin pensar que la fricción, a su vez, podía
ser producida por la electricidad. Sea que el hombre tiene éxito o no en
revertir la transformación de una fuerza, él sabe, en todo caso, que todas las
transformaciones de fuerza son reversibles. Si el calor puede producir
movimiento mecánico, entonces el movimiento mecánico puede producir calor. Si
la electricidad produce magnetismo, el magnetismo puede también desarrollar
corrientes eléctricas. Si la voz puede causar corrientes ondulatorias, entonces
esas corrientes pueden reproducir la voz, y así seguido. Causa y efecto, energía
y materia, acción y reacción son lo mismo e interconvertibles. Esta ley es de
la más elevada importancia, porque te capacita a preveer la transformación inversa
una vez que la transformación directa es verificada. Si tú supieras como te sentirías
si fueras a alcanzar tu objetivo, entonces, inversamente, sabrías que
estado podrías alcanzar si despertaras en ti mismo tal sentimiento. El mandato,
orar creyendo que ya posees aquello por lo que rezas, está basado sobre el conocimiento
de la ley de transformación inversa. Si tu plegaria realizada produce en ti un
sentimiento definido o un estado de conciencia, entonces, inversamente, ese
particular sentimiento o estado de consciencia debe producir la realización
de tu plegaria. Puesto que todas las transformaciones de fuerza son
reversibles, deberías siempre asumir el sentimiento de tu deseo cumplido. Deberías
despertar dentro de ti el sentimiento de que tú eres y tienes eso que
hasta el momento deseaste ser y poseer. Esto se hace fácilmente contemplando la dicha que sería tuya si tu objetivo fuera un
hecho logrado, de manera que vives, te mueves y tienes tu ser en el sentimiento
de que tu deseo esta realizado. El sentimiento del deseo cumplido, si es
asumido y sostenido, debe objetivizar el estado que habría creado. Esta ley
explica porque “Fe es la sustancia de las cosas en esperanza, la evidencia de
las cosas no vistas” y porque “El llamo cosas que no se ven como si lo fueran
y las cosas que no se veían se vieron”. Asume el sentimiento de tu deseo
cumplido y continua sintiendo que está cumplido hasta que eso que
sientes se objetivice a sí mismo. Si un hecho físico puede producir un estado psicológico,
un estado psicológico puede producir un hecho físico. Si el efecto A puede ser
producido por la causa B, entonces inversamente, el efecto B puede ser
producido por la causa A. Por eso te digo, “Cualquiera sea tu deseo, cuando
oras, cree que ya lo has recibido, y lo tendrás” (Marcos 11:24).
2.
NATURALEZA DUAL
DE LA CONCIENCIA.
Un claro concepto de la naturaleza dual de la
conciencia del hombre debe ser la base de toda plegaria verdadera. La
conciencia incluye una subconsciencia así como una parte consciente. La parte
infinitamente más grande de la conciencia yace bajo la esfera de la conciencia
objetiva. El subconsciente es la parte más importante de la conciencia. Es la causa
de la acción voluntaria. El subconsciente es lo que el hombre es. El
consciente es lo que el hombre conoce. “Yo y mi Padre somos uno pero mi
Padre es más grande que yo”. El consciente y el subconsciente son uno, pero el
subconsciente es más grande que el consciente. “Yo por mi mismo no puedo hacer
nada, el Padre dentro de mí, El hace el trabajo”. Yo, conciencia objetiva, por mí
mismo nada puedo hacer; el Padre, el subconsciente, El hace el trabajo. El
subconsciente es eso en lo cual todo es conocido, en lo cual todo es posible, a
lo cual todo va, de lo cual todo viene, que pertenece a todos, al cual todos
tienen acceso. Eso de lo que somos conscientes está construido de aquello de lo
que no somos conscientes. Nuestras asunciones subconscientes, no solamente
influencian nuestro comportamiento sino que también conforman el patrón de
nuestra existencia objetiva. Ellos a solas tienen el poder de decir, “Hagamos
al hombre –manifestación objetiva, a nuestra imagen y semejanza”. La totalidad
de la creación está dormida dentro de la profundidad del hombre y es despertada
a la existencia objetiva por sus asunciones subconscientes. Dentro de esa
vacuidad que llamamos sueño hay una consciencia en indormitante vigilancia, y
-mientras el cuerpo duerme- este ser indurmiente libera, desde la casa del
tesoro de la eternidad, las asunciones subconscientes del hombre. La plegaria
es la llave que abre el almacén infinito. “Pruébame ahora por medio de esto, dijo
el Señor de las huestes, si no te abriré los ventanales del Cielo y derramare
tanta bendición sobre ti que no habrá espacio bastante para recibirla.” La
plegaria modifica o cambia completamente nuestras asunciones subconscientes, y
un cambio de asunción es un cambio de expresión. La mente consciente razona
inductivamente por observación, experiencia y educación. Por eso encuentra difícil
creer lo que los cinco sentidos y la razón inductiva niegan. El subconsciente
razona deductivamente y nunca se interesa por la verdad o falsedad de la premisa,
sino que procede sobre la asunción de la propiedad de la premisa y objetiviza resultados
que son consistentes con la premisa. Esta distinción debe ser vista claramente por
todos quienes quisieran dominar el arte de orar. No se puede obtener una
verdadera comprensión de la ciencia de la plegaria hasta que las leyes que
gobiernan la naturaleza dual de la conciencia sean entendidas y la importancia
del subconsciente captada. La plegaria –el arte de creer lo que los sentidos
niegan- trata casi por entero con el subconsciente. A través de la plegaria, el
subconsciente es sugerido a la aceptación del deseo cumplido, y, razonando
deductivamente, lógicamente lo despliega a su fin legítimo. “Más grande es El
que está en ti que el que está en el mundo”. La mente subjetiva es la
conciencia difusa que anima el mundo; es el espíritu que origino la vida. En
toda sustancia hay una única alma –la mente subjetiva. A través de toda la creación
corre esta indivisa mente subjetiva. Pensamiento y sentimiento fundidos en creencias
imprimen modificaciones en ella, la cargan con una misión, la cual fielmente ejecuta. La mente consciente origina premisas. La mente
subjetiva las despliega a sus términos lógicos. Si la mente subjetiva no fuera
tan limitada en su iniciativo poder de razonamiento, el hombre objetivo no podría
ser tenido por responsable de sus acciones en el mundo. El hombre transmite
ideas al subconsciente a través de sus sentimientos. El subconsciente transmite
ideas de mente a mente a través de telepatía. Tus convicciones no expresadas
sobre otros, les son transmitidas sin su conocimiento consciente o consentimiento,
y si son subconscientemente aceptadas por ellos, influenciaran su comportamiento.
Las únicas ideas que ellos subconscientemente rechazan son tus ideas de ellos
que no podrían desear que fueran verdad de nadie. Lo que sea que pudieran
desear para otros, puede ser creído de ellos, y por la ley de creencia que
gobierna el razonamiento subjetivo, están obligados a aceptarlo subjetivamente,
y por eso a expresarlo objetivamente, concordantemente. La mente subjetiva es
completamente controlada por sugestión. Las ideas son mejor sugeridas cuando la
mente objetiva es parcialmente subjetiva, esto es, cuando los sentidos objetivos
son disminuidos o mantenidos en suspenso. Este estado parcialmente subjetivo puede
ser mejor descrito como ensueño controlado, en cuyo curso la mente esta
pasiva pero es capaz de funcionar con absorción. Es una concentración de la atención.
No debe haber conflicto en tu mente cuando estas orando. Vuélvete de lo que es
a lo que debe ser. Asume el ánimo del deseo cumplido, y por la ley
universal de reversibilidad realizaras tu deseo.
3.
IMAGINACION Y FE.
Las PLEGARIAS no son llevadas a cabo con éxito
a menos que haya afinidad entre las mentes consciente y subconsciente del
operador. Esto se hace a través de la imaginación y la fe. Por el poder de imaginación
todos los hombres, ciertamente hombres imaginativos, están por siempre lanzando
encantamientos, y todos los hombres, especialmente hombres poco imaginativos, están
continuamente pasando bajo su poder. ¿Podemos jamás estar seguros que no fue
nuestra madre mientras nos zurcía los calcetines la que empezó ese sutil cambio
en nuestras mentes? Si yo puedo intencionalmente lanzar un encantamiento sobre personas,
no hay razón para dudar de que soy capaz de lanzar intencionalmente un encantamiento
mucho más fuerte. Todo cuanto puede ser visto, tocado, explicado, discutido, es
al hombre imaginativo nada más que un medio, pues el funciona, en razón de su imaginación
controlada, en la profundidad de sí mismo donde toda idea existe en sí misma y
no en relación a algo más. En el no hay necesidad para las restricciones de la razón,
pues la única restricción que puede obedecer es el misterioso instinto que le
enseña a eliminar todos los estados emocionales distintos al ánimo del deseo
cumplido. La imaginación y la fe son las únicas facultades de la mente
necesarias para crear condiciones objetivas. La fe requerida para la operación
exitosa de la ley de la conciencia es una fe puramente subjetiva y es
alcanzable con la cesación de la oposición activa de parte de la mente objetiva
del operador. Depende de tu habilidad de sentir y aceptar como verdad lo que
tus sentidos objetivos niegan. Ni la pasividad del sujeto ni su acuerdo consciente
con tu sugestión son necesarios, pues sin su consentimiento o conocimiento se le
puede dar una orden subjetiva, la cual debe expresar objetivamente. Es una ley fundamental
de la conciencia que por telepatía podemos tener inmediata comunión con otro. Para
establecer afinidad tú llamas al sujeto mentalmente. Enfocas tu atención en él
y mentalmente gritas su nombre como harías si trataras de atraer la atención de
alguien. Imagina que él te ha respondido, y mentalmente oye su voz. Represéntatelo
interiormente en el estado que quieres que obtenga. Entonces imagina que te está
diciendo en el tono de una conversación ordinaria lo que tú quieres oír. Respóndele
mentalmente. Cuéntale de tu dicha en atestiguar su buena fortuna. Habiendo
mentalmente escuchado con toda la distinctividad de lo real aquello que
quisiste oír, y habiéndote emocionado con las noticias escuchadas, vuelve a tu
conciencia objetiva. Tu conversación subjetiva debe despertar eso que afirmo. “Decretaras
una cosa y será establecida en ti”. No es una fuerte voluntad la que envía la palabra
subjetiva en su misión tanto como un claro pensamiento y sentimiento de la verdad
del estado afirmado. Cuando creencia y voluntad están en conflicto, la creencia
vence invariablemente. “No por fuerza, no por poder, sino por mi espíritu, dijo
el Señor de las huestes”. No es lo que quieres lo que atraes; atraes lo que
crees verdadero. Por eso, entra en el espíritu de esas conversaciones mentales
y dales el mismo grado de realidad que concederías a una conversación telefónica.
“Si puedes creer, todas las cosas son posibles a quien cree. Por eso te digo,
lo que sea que desees, cuando ores, cree que ya las recibiste, y las tendrás”.
La aceptación del fin manda los medios. Y la más sabia reflexión no podría
planear medios más efectivos que aquellos que son ordenados por la aceptación del fin. Háblales mentalmente a tus amigos
como si tus deseos para ellos estuvieran ya realizados. La imaginación es el
comienzo del crecimiento de todas las formas, y la fe es la sustancia de la
cual están formadas. Por imaginación, eso que existe latentemente o que duerme dentro
de lo profundo de la conciencia es despertado y dado forma. Las curas
atribuidas a la influencia de ciertas medicinas, reliquias y lugares, son los
efectos de la imaginación y la fe. El poder creativo no está en el espíritu que
está en ellas, está en el espíritu con que ellas son aceptadas. “La letra mata,
pero el espíritu da vida”. La mente subjetiva es completamente controlada por sugestión,
entonces, sea que el objeto de tu fe es verdadero o falso, obtendrás los mismos
resultados. No hay nada deplorable en la teoría de la medicina o en las
afirmaciones del clero sobre sus reliquias y lugares santos. La mente subjetiva
del paciente acepta la sugestión de la salud condicionada a tales estados, y
tan pronto como esas condiciones se dan, procede a realizar la salud. “De
acuerdo a tu fe que sea hecho en ti, pues todas las cosas son posibles a quien
cree”. La expectación confiada de un estado es el medio más potente de producirlo.
La expectación confiada de una cura hace aquello que ningún tratamiento médico
puede lograr. El fracaso se debe siempre a una auto-sugestión antagónica por el
paciente, surgiendo de la duda objetiva sobre el poder de la medicina o la
reliquia, o de la duda sobre la verdad de la teoría. Muchos de nosotros, sea
por muy poca emoción o por demasiado intelecto, siendo -ambos- obstáculos al
paso en el camino de la plegaria, no podemos creer aquello que nuestros
sentidos niegan. Forzarnos a creer terminara en mayor duda. Para evitar tales
contra-sugestiones el paciente no debe estar avisado, objetivamente, de las
sugestiones que se hacen para él. El método de sanación o de influencia del comportamiento
de otros más efectivo, consiste en lo que se conoce como “el tratamiento silencioso
o ausente”. Cuando el sujeto no está al corriente, objetivamente, de la sugestión
que le es dirigida, no hay posibilidad de que establezca una creencia antagónica.
No es necesario que el paciente sepa, objetivamente, que se está haciendo algo
para él. Por lo que se sabe de los procesos de razonamiento subjetivo y
objetivo, es mejor que él no sepa objetivamente sobre aquello que está siendo
hecho para él. Cuanto más en la ignorancia de la sugestión es mantenida la
mente objetiva, mejor la mente subjetiva va a llevar a cabo sus funciones. El
sujeto subconscientemente acepta la sugestión y piensa que el la origina,
probando la verdad del dicho de Spinoza de que no conocemos las causas que
determinan nuestras acciones. La mente subconsciente es el conductor universal
que el operador modifica con sus pensamientos y sentimientos. Los estados
visibles son bien los efectos vibratorios de vibraciones subconscientes dentro
de ti o son las causas vibratorias de correspondientes vibraciones dentro de
ti. Un hombre disciplinado nunca les permite ser causas a menos que despierten
en el estados de conciencia deseables. Con conocimiento de la ley de reversibilidad,
el hombre disciplinado transforma su mundo imaginando y sintiendo solo lo que
es digno y de buena estima. La bella idea que el despierta dentro de sí mismo
no fallara en evocar su afinidad en otros. Él sabe que el salvador del mundo no
es un hombre sino la manifestación que lo salvaría. El salvador del enfermo es
la salud, el salvador del hambriento es el alimento, el salvador del sediento
es el agua. El camina en la compañía del salvador asumiendo el sentimiento de
su deseo cumplido. Por las leyes de reversibilidad, que todas las
transformaciones de fuerza son reversibles, la energía o sentimiento despertado
se transforma a sí mismo en el estado imaginado. El nunca espera cuatro meses
por la cosecha. Si en cuatro meses la cosecha despertara en él un estado de dicha,
entonces, inversamente, la dicha de la cosecha ahora despertara la
cosecha ahora. “Ahora es el tiempo aceptable de dar belleza por cenizas, dicha
por lamento, alabanza por el espíritu de la gravedad; que ellos puedan ser
llamados arboles de la rectitud, la plantación del Señor, que él pueda ser
glorificado”.
4.
ENSUEÑO
CONTROLADO.
Todo el mundo es susceptible a las mismas
leyes psicológicas que gobiernan al sujeto hipnótico ordinario. Él es
susceptible al control por sugestión. En hipnosis, los sentidos objetivos están
parcial o totalmente suspendidos. Sin embargo, no importa cuán profundamente
los sentidos objetivos están cerrados en hipnosis, las facultades subjetivas están
alerta, y el sujeto reconoce todo lo que ocurre a su alrededor. La actividad y
poder de la mente subjetiva son proporcionales al dormitar de la mente objetiva.
Las sugestiones que parecen carentes de poder cuando son presentadas
directamente a la conciencia objetiva son altamente eficaces cuando el sujeto está
en estado hipnótico. El estado hipnótico es simplemente ser inconsciente,
objetivamente. En hipnotismo, la mente consciente es puesta a dormir y los
poderes subconscientes son expuestos para ser directamente accedidos por sugestión.
Es fácil ver de esto, si aceptas la verdad de la sugestión mental, que
cualquiera no consciente objetivamente de ti, está en un profundo estado hipnótico
en relación a ti. Por eso, “No maldigas al monarca, ni en tu pensamiento; y no
maldigas al rico en tu recamara; pues un pajarillo del aire llevara la voz, y
eso que tiene alas expondrá el asunto” (Eclesiastés. 10:20). Lo que tú
sinceramente crees verdad de otro, eso despiertas dentro de él. Nadie necesita
ser puesto en trance, a la manera ordinaria, para ser ayudado. Si el sujeto no está
avisado conscientemente de la sugestión, y si la sugestión es dada con
convicción y aceptada confiadamente por el operador como verdadera, entonces
tienes el contexto ideal para una plegaria exitosa. Represéntate mentalmente el
sujeto como si ya hubiera hecho lo que deseas que haga. Háblale mentalmente y congratúlale
por haber hecho lo que quieres que haga. Mentalmente, obsérvalo en el estado
que quieres que obtenga. Dentro del círculo de su acción, cada palabra hablada
subjetivamente despierta, objetivamente, lo que afirma. La incredulidad de
parte del sujeto no es una traba cuando tu estas en control de la ensoñación. Valiente
afirmación de tu parte, mientras estas en un estado parcialmente subjetivo, despierta
lo que afirma. Auto-confianza de tu parte y la completa creencia en la verdad
de tu aserción mental son todo lo que se necesita para producir resultados.
Visualiza el sujeto e imagina que oyes su voz. Esto establece contacto con su
mente subjetiva. Entonces imagina que te está diciendo lo que tú quieres oír.
Si quieres mandarle palabras de salud y riqueza, entonces imagina que él te está
diciendo, “Nunca me he sentido mejor y nunca he tenido más”, y mentalmente cuéntale
de tu dicha en ser testigo de su buena fortuna. Imagina que ves y escuchas su
dicha. Una conversación mental con la imagen subjetiva de otro debe ser de tal
manera que no exprese la menor duda sobre la verdad de lo que escuchas y dices.
Si tienes la mínima idea de que no crees lo que has imaginado que has escuchado
o visto, el sujeto no cumplirá, pues tu mente subjetiva transmitirá solo tus
ideas fijas. Solo ideas fijadas pueden despertar su vibracional correlato en
aquellos a los que se dirigen. En el ensueño controlado, las ideas deben ser
sugeridas con el máximo cuidado. Si no controlas tu imaginación en el ensueño,
tu imaginación te controlara a ti. Lo que sea que sugieres con confianza es ley
para la mente subjetiva; está bajo obligación de objetivizar aquello que mentalmente
afirmas. El sujeto no solamente ejecuta el estado afirmado, sino que lo hace como
si la decisión se hubiera producido por sí misma, o la idea hubiera sido
originada por él. Control del subconsciente es dominio sobre todo. Cada estado
obedece al control de la propia mente. El control del subconsciente se logra a través
del control de tus creencias, el que a su vez es el todo-poderoso factor en la producción
de estados visibles. Imaginación y fe son los secretos de la creación.
5.
LEY DE
TRANSMISION DEL PENSAMIENTO.
“El envió su palabra y los sano, y los libero
de sus destrucciones.” El transmitió la conciencia de salud y despertó su
correlato vibracional en aquel a quien le fue dirigido. El mentalmente se representó
al sujeto en un estado de salud e imagino escuchar al sujeto confirmarlo. “Pues
ninguna palabra de Dios será sin poder; por eso, mantén firme el patrón de
palabras saludables que has escuchado”. Para orar exitosamente debes tener
objetivos claramente definidos. Debes saber que quieres antes de pedir por
ello. Debes saber que quieres antes de que puedas sentir que lo tienes,
y la plegaria es el sentimiento del deseo cumplido. No importa lo que sea que buscas
con una plegaria, o donde está, o a quien concierne. No tienes más que hacer
que convencerte de la verdad de aquello que quieres ver manifestado. Cuando
emerges de la plegaria, ya no buscas más, pues has –si has orado correctamente-
asumido subconscientemente la realidad del estado buscado, y por la ley de
reversibilidad tu asunción subconsciente debe objetivizar aquello que afirma. Para
transmitir una fuerza debes tener un conductor. Puedes emplear un cable, un
chorro de agua, una corriente de aire, un rayo de luz o cualquier otro
intermediario. El principio del fotófono o la transmisión de la voz por la luz
te ayudarán a entender la transmisión del pensamiento, o el enviar una palabra
para sanar a otro. Hay una fuerte analogía entre una voz hablada y una voz
mental. Pensar es hablar bajo, hablar es pensar en alto. El principio del fotófono
es este: Un rayo de luz es reflejado en un espejo y proyectado a un receptor en
un punto distante. Tras el espejo hay un micrófono. Hablando al micrófono causas
que el espejo vibre. Un espejo vibrante modifica la luz reflejada en este. La
luz modificada tiene que transportar tu habla, no como habla, sino como es
representada en su correlato mecánico. Esta alcanza la estación distante y
golpea sobre un disco en el receptor; causa que el disco vibre de acuerdo a la modificación
que experimenta –y reproduce tu voz. “Yo soy la luz del mundo.” Yo soy, el
conocimiento de que yo existo, es una luz por medio de la cual lo que pasa en
mi mente es hecho visible. La memoria, o mi habilidad de ver mentalmente lo que
no está objetivamente presente, prueba que mi mente es un espejo, y tan
sensible que puede reflejar un pensamiento. La re percepción de una imagen en
la memoria no difiere en manera alguna como acto visual de la percepción de mi imagen
en un espejo. El mismo principio del ver está presente en ambas. Tu conciencia
es la luz reflejada en el espejo de tu mente y proyectada en el espacio hacia aquel
en quien piensas. Hablando mentalmente a la imagen subjetiva en tu mente,
causas la vibración del espejo de tu mente. Tu mente vibrando modifica la luz
de la conciencia reflejada en ella. La modificada luz de la conciencia alcanza
a aquel hacia quien es dirigida y golpea en el espejo de su mente; causa que su
mente vibre de acuerdo a la modificación que experimenta. Así, reproduce en el
aquello que fue mentalmente afirmado por ti. Tus creencias, tus fijadas
actitudes mentales, constantemente modifican tu conciencia como esta es reflejada
en el espejo de tu mente. Tu conciencia, modificada por tus creencias, se
objetiviza a sí misma en las condiciones de tu mundo. Para cambiar el mundo,
debes primero cambiar tu concepto del mismo. Para cambiar a un hombre, debes cambiar
tu concepto de él. Debes creer que es el hombre que quieres que sea y mentalmente
hablarle como si lo fuera. Todos los hombres son suficientemente sensibles para reproducir tus creencias sobre ellos.
Por eso, si tu palabra no es reproducida visiblemente en aquel a quien es
enviada, la causa hay que hallarla en ti, no en el sujeto. Tan pronto como
crees en la verdad del estado afirmado, los resultados siguen. Todos pueden ser
transformados; todo pensamiento puede ser transmitido; todo pensamiento puede
tomar cuerpo visiblemente. Las palabras subjetivas –asunciones subconscientes-
despiertan aquello que afirman. “Ellas están vivas y activas y no habrán de
volver a mi vacías, sino que habrán de lograr aquello que me complace, y habrán
de prosperar en aquello por lo que las envié.” Ellas están dotadas con la
inteligencia relativa a su misión y persistirán hasta que el objeto de su
existencia se realice; ellas persisten hasta que despiertan el correlato
vibracional de sí mismas en aquel hacia quien son dirigidas, pero en el momento
en que el objeto de su creación es logrado ellas cesan de ser. La palabra
hablada subjetivamente en tranquila confianza despertara siempre un estado
correspondiente en aquel por quien fue hablada; pero en el momento en que su
tarea es lograda, cesa de ser, permitiendo a aquel en quien el estado es
realizado el permanecer en la conciencia del estado afirmado o volver a su estado
anterior. Cualquier estado que tiene tu atención sostiene tu vida. Por eso,
volverte atento a un estado anterior es volver a esa condición. “Recuerda no
las cosas precedentes, ni consideres las cosas de antaño.” Nada puede ser
añadido al hombre, pues la totalidad de la creación esta ya perfeccionada en su
interior. “El reino de los cielos está dentro de ti.”. “El hombre nada puede
recibir, excepto que se le dé desde el cielo.”. El cielo es tu subconsciente.
Ni siquiera una insolación es dada desde fuera. Los rayos de afuera solo
despiertan los correspondientes rayos adentro. Si los rayos ardientes no
estuvieran contenidos dentro del hombre, todos los rayos del universo
concentrados no podrían quemarle. Si los tonos de la salud no estuvieran
contenidos dentro de la conciencia de aquel de quien se afirman, no podrían ser
vibrados por la palabra que es enviada. Tu no das a otro realmente –tu
resucitas aquello que está dormido en él. “La damisela no está muerta, sino
dormida.” La muerte es meramente un dormir y un olvidar. Edad y decadencia son
el sueño –no la muerte- de la juventud y la salud. El reconocimiento de un
estado lo hace vibrar o despertar. La distancia, como es captada por tus
sentidos objetivos, no existe para la mente subjetiva. “Si tomo las alas de la
mañana, y habito en las partes más remotas del mar; incluso allí tu mano me habrá
de guiar.” Tiempo y espacio son condiciones del pensamiento; la imaginación
puede trascenderlos y moverse en un tiempo y espacio psicológico. Aunque
separado físicamente de un lugar por miles de kilómetros, puedes mentalmente
vivir en el distante lugar como si fuera aquí. Tu imaginación puede fácilmente
transformar invierno en verano, Nueva York en Florida, y así seguido. Sea que el
objeto de tu deseo está cerca o lejos, los resultados serán los mismos.
Subjetivamente, el objeto de tu deseo no está nunca lejos; su intensa cercanía
lo hace remoto a la observación de los sentidos. Mora en la conciencia, y la
conciencia está más próxima que el aliento y más cercana que las manos y los
pies. La conciencia es la sola y única realidad. Todos los fenómenos son formados
de la misma sustancia vibrando a diferente tasa. Todo es conciencia modificada
por la creencia. De la conciencia yo como hombre vine, y a la conciencia yo
como hombre vuelvo. En la conciencia todo existe subjetivamente, y es
despertado a su existencia objetiva por la creencia. La única cosa que nos
previene de hacer una exitosa impresión subjetiva en alguien a gran distancia,
o de transformar allí en aquí, es nuestro hábito de contemplar el
espacio como un obstáculo. Un amigo a miles de kilómetros esta enraizado en tu
conciencia a través de tus ideas fijas sobre él. Pensar en él y representártelo
interiormente en el estado que le deseas, confiado de que esta imagen subjetiva
es tan verdadera como si estuviera ya objetivizada, despierta en él un estado
correspondiente que debe objetivizar. Los resultados serán tan obvios como
oculta fue la causa. El sujeto expresara el estado despertado dentro de sí y permanecerá
inconsciente de la verdadera causa de su acción. Tu ilusión de libre albedrio no
es sino ignorancia de las causas que te hacen actuar. Las oraciones dependen de
tu actitud mental para su éxito y no de la actitud del sujeto. El sujeto no
tiene poder para resistir tus controladas y subjetivas ideas sobre él, a menos
que el estado afirmado por ti como verdadero en él sea un estado que él es
incapaz de desear como verdadero de otro. En tal caso, vuelve a ti, el
remitente, y se realizara a sí mismo en ti. Provisto de que la idea sea
aceptable, el éxito depende enteramente del operador no de los sujetos, quienes
como agujas de una brújula en sus ejes son bien indiferentes a que dirección
eliges darles. Si tu idea fijada no es subjetivamente aceptada por aquel a
quien es dirigida, esta rebota hacia ti de quien provino. “¿Quién es el que os herirá,
si sois seguidores de aquello que es bueno? He sido joven y ahora soy viejo; y aún
no he visto al recto abandonado, ni a su semilla rogar por pan.” “No habrá mal
que ocurra al que es justo.” Nada nos sucede que no sea de nuestra propia
naturaleza. Una persona que dirige un pensamiento malicioso a otra será dañada
por su rebote si fracasa en lograr la subconsciente aceptación de la otra.
“Como siembres, así recogerás.” Aun mas, lo que puedes desear y creer de otro,
puede ser deseado y creído de ti, y no tienes poder para rechazarlo si quien lo
desea para ti lo acepta como verdadero de ti. El único poder para rechazar una
palabra subjetiva es ser incapaz de desear un estado similar en otro –dar
presupone la habilidad de recibir. La posibilidad de imprimir una idea sobre otra
mente presupone la habilidad de esa mente de recibir esa impresión. Los ilusos explotan
el mundo; los sabios lo transfiguran. Es de la más alta sabiduría saber que en
el universo viviente no hay otro destino que el creado por la imaginación del
hombre. No hay influencia afuera de la mente del hombre. “Cualesquiera cosas
son bonitas, cualesquiera cosas son de buena estima; si ha de haber virtud
alguna, y si ha de haber algún elogio, piensa en estas cosas.” Nunca aceptes
como verdad de otros aquello que no quisieras que fuera verdad de ti. Para
despertar un estado dentro de otro, primero debe estar despierto dentro de ti.
El estado que transmitirías a otro puede ser transmitido solamente si es creído
por ti. Por eso, dar es recibir. No puedes dar lo que no tienes y solo tienes
lo que crees. Así, creer un estado como verdadero de otro, no solamente
despierta ese estado dentro del otro, sino que lo hace vivo dentro de ti. Eres lo
que crees. “Da y recibirás, a plena medida, fluyendo y rebosando.” Dar es
simplemente creer, pues lo que verdaderamente crees de otros lo despiertas
dentro de ellos. El estado vibratorio transmitido por tu creencia persiste
hasta que despierta su vibración correspondiente en el de quien es creído. Pero
antes de que pueda ser transmitido debe primero estar despierto dentro de la
conciencia del transmisor. Lo que sea que está despierto dentro de tu conciencia,
eso eres. Sea que la creencia es relativa a uno mismo o a otro no importa, pues el creyente es definido por la suma
total de sus creencias o asunciones subconscientes. “Como un hombre piensa en
su corazón” –en la profundidad subconsciente de sí mismo- “así es el.” Descarta
las apariencias y afirma subjetivamente como verdad aquello que deseas que sea
verdad. Esto despierta en ti el tono del estado afirmado el cual a su vez se realiza
a sí mismo en ti y en aquel de quien es afirmado. Da y recibirás. Las creencias
invariablemente despiertan eso que afirman. El mundo es un espejo en el cual
cada uno se ve a sí mismo reflejado. El mundo objetivo refleja las creencias de
la mente subjetiva. Algunas gentes son auto-impresionadas mejor por medio de imágenes
visuales, otras por sonidos mentales, y aun otras por acciones mentales. La
forma de actividad mental que permite al poder total de tu atención ser
enfocado en una dirección elegida es la que hay que cultivar, hasta que puedas
traer todas simultáneamente a emplearse en tu objetivo. Si tuvieras alguna
dificultad en entender los términos, “imágenes visuales”, “sonidos mentales” y
“acciones mentales”, he aquí una ilustración que debiera hacer claros sus significados:
A imagina que ve una pieza de música, no sabiendo nada en absoluto sobre notación
musical. La impresión en su mente es puramente una imagen visual. B
imagina que ve la misma pieza, pero él puede leer la música y puede imaginar
como sonaría tocada en un piano; esa imaginación es sonido mental. C también
lee música y es un pianista; al ir leyendo él se imagina tocando la pieza. La acción
imaginaria es acción mental. Imágenes visuales, sonidos mentales y
acciones mentales son creaciones de tu imaginación, y aunque parecen venir de
afuera, realmente vienen de dentro de ti. Se mueven como movidas por otro, pero
en realidad están activadas por tu propio espíritu desde el almacén mágico de
la imaginación. Son proyectadas en el espacio por la misma ley vibracional que
gobierna el envió de una voz o imagen. Habla e imágenes son proyectadas no como
habla o imágenes sino como correlatos vibratorios. La mente subjetiva vibra de
acuerdo a las modificaciones que experimenta por el pensamiento y sentimientos
del operador. El estado visible creado es el efecto de las vibraciones subjetivas.
Un sentimiento es siempre acompañado por una vibración correspondiente, esto
es, un cambio en expresión o sensación en el operador. No hay pensamiento o
sentimiento sin expresión. No importa cuán inmóvil tú pareces estar si
reflexionas con cualquier grado de intensidad, siempre hay una ejecución de ligeros
movimientos musculares. El ojo, aunque cerrado, sigue los movimientos de los objetos
imaginarios y la pupila es dilatada o contraída de acuerdo de acuerdo a la brillantez
o a la lejanía de esos objetos; la respiración es acelerada o enlentecida, de acuerdo
al curso de tus pensamientos; los músculos se contraen correspondientemente a tus
movimientos mentales. Este cambio de vibración persiste hasta que despierta una
vibración correspondiente en el sujeto, vibración que entonces se expresa a sí
misma en un hecho físico. “Y la palabra se hizo carne.” La energía, como ves en
el caso de la radio, es transmitida y recibida en un “campo”, un lugar donde
cambios en el espacio ocurren. El campo y la energía son uno e inseparables. El
campo o sujeto se vuelve la presencia corpórea de la palabra o energía recibida.
El pensador y el pensamiento, el operador y el sujeto, la energía y el campo
son uno. Si estuvieras bastante silente para escuchar el sonido de tus
creencias sabrías que se quiere decir con “la música de las esferas”. Los
sonidos mentales que escuchas en plegaria como viniendo de afuera son realmente
producidos por ti mismo. La auto observación revelara este hecho. Como la música
de las esferas es definida como la armonía escuchada solamente por los dioses,
y se supone que está producida por el movimiento de las esferas celestiales, así
también es la armonía que por otros escuchas subjetivamente, escuchada solo por
ti, y es producida por el movimiento de tus pensamientos y sentimientos en el
verdadero reino o “cielo dentro de ti”.
6.
BUENAS NUEVAS.
“Que bellos sobre las montañas son los pies de
aquel que trae buenas nuevas, que propaga la paz, que trae nuevas de bien, que
propaga la salvación”. Un modo muy efectivo de traer buenas nuevas a otro es
llamar ante el ojo de tu mente la imagen subjetiva de la persona que deseas
ayudar y hacerle afirmar que ha hecho aquello que deseaste que hiciera.
Mentalmente escúchale decirte que lo ha hecho. Esto despierta en el correlato
vibracional del estado afirmado, vibración que persiste hasta que su misión se
cumpla. No importa que es lo que deseas que sea hecho, o a quien seleccionaste para
hacerlo. Tan pronto como subjetivamente afirmas que está hecho, los resultados siguen.
El fracaso solo puede resultar si tú fallas en aceptar la verdad de tu aserción
o si el estado afirmado no sería deseado por el sujeto para sí mismo o para
otro. En el último caso, el estado se realizaría a sí mismo en ti, el operador.
El hábito aparentemente inofensivo de “hablarse a uno mismo” es la forma más fructífera
de plegaria. Una disputa con la imagen subjetiva de otro es la forma más segura
de rezar por una disputa. Estas pidiendo ser ofendido por el otro cuando te lo
encuentres físicamente. Él está obligado a actuar de manera displicente hacia
ti, a menos que antes del encuentro contra comandes o modifiques tu pedido
afirmando subjetivamente un cambio. Desafortunadamente, el hombre olvida sus
discusiones subjetivas, sus diarias conversaciones mentales con otros, y así
esta perplejo por una explicación de los conflictos e infortunios de su vida.
Como las discusiones mentales producen conflictos, así mismo las conversaciones
mentales felices producen correspondientes estados visibles de buenas nuevas.
El hombre se crea a si mismo desde su propia imaginación. Si el estado deseado
es para ti mismo, y hallas difícil aceptar como verdadero lo que tus sentidos
niegan, llama ante el ojo de tu mente la imagen subjetiva de un amigo y mentalmente
hazle afirmar que eres aquello que deseas ser. Esto establece en él, sin su consentimiento
o conocimiento consciente, la asunción de que tú eres eso que el mentalmente
afirmo, cuya asunción, por ser inconscientemente asumida, persistirá hasta que
cumpla su misión. Su misión es despertar en ti su correlato vibratorio, vibración
que cuando despierta en ti se realiza a sí misma como un hecho objetivo. Otro
modo muy efectivo de orar por uno mismo es usar la fórmula de Job quien encontró
que su propia captividad fue terminada en tanto oro por sus amigos. Fija tu atención
en un amigo y haz la imaginaria voz de tu amigo decirte que él es, o posee,
aquello que es comparable a eso que deseas tú ser o poseer. En lo que tú
mentalmente le escuchas y le ves, siente la emoción de su buena fortuna y
sinceramente deséale bien. Esto despierta en el la correspondiente vibración
del estado afirmado, vibración que debe entonces objetivizarse a sí misma como
un hecho físico. Descubrirás la verdad de la declaración, “Benditos son los
misericordiosos pues ellos recibirán misericordia”. “La cualidad de merced es
doblemente bendita –bendice a quien la toma y a quien la da”. El bien que subjetivamente
aceptas como verdadero de otros no solamente será expresado por ellos, sino que
una plena porción será realizada por ti. Las transformaciones no son nunca
totales. La fuerza A es siempre transformada en más que una fuerza B. Un golpe
de martillo produce una incisión mecánica, sino también calor, electricidad, un sonido, un cambio magnético y así
seguido. El correlato vibratorio en el sujeto no es la entera transformación
del sentimiento comunicado. El don transmitido a otro es como la medida divina,
fluyendo a presión, batida entre sí, rebosando por arriba, de manera que después
de que los cinco mil son alimentados de los cinco panes y los dos pescados,
doce canastos llenos quedan sobrando.
7.
LA
MÁS GRANDE PLEGARIA.
La IMAGINACION
es el comienzo de la creación. Tú imaginas lo que deseas, y entonces lo crees
verdadero. Cada sueño podría ser realizado por aquellos suficientemente
autodisciplinados para creerlo. Las gentes son lo que eliges hacer de ellas; un
hombre es de acuerdo a la manera en que lo miras. Debes mirarle con ojos
distintos antes de que objetivice el cambio. “Dos hombres miraban desde los
barrotes de la prisión, uno vio el lodo y el otro vio las estrellas.” Hace
siglos, Isaías pregunto: “¿Quién es ciego, sino mi sirviente, o sordo, como el
mensajero que envié?” “¿Quién es ciego como el que es perfecto, y ciego como el
siervo del Señor?”. El hombre perfecto juzga no por las apariencias, sino que
juzga rectamente. El ve a otros como el desea que sean; el escucha solo lo que
quiere escuchar. El ve solo el bien en otros. En el no hay condenación pues el transforma
el mundo con su ver y escuchar. “El rey que se sienta en el trono, escampa el
mal con su ojo.” La simpatía por las cosas vivas –acuerdo con las limitaciones
humanas- no está en la conciencia del rey, porque él ha aprendido a separar sus
falsos conceptos de su verdadero ser. Para el la pobreza no es sino el sueño de
la riqueza. El no ve gusanos de seda, sino pintorescas mariposas a punto de
ser; no invierno sino durmiente verano; no hombre en querencia sino Jesús en
sueño. Jesús de Nazaret, quien escampo el mal con su ojo, está dormido en la imaginación
de todo hombre, y desde su propia imaginación el hombre debe despertarle
afirmando subjetivamente “YO SOY Jesús.” Entonces y solo entonces vera el a Jesús,
pues el hombre solo puede ver lo que está despierto dentro de sí. La santa
matriz es la imaginación del hombre. El santo infante es ese concepto de sí
mismo que encaja con la definición de perfección de Isaías. Atiende bien las
palabras de San Agustín, “Demasiado tarde te he amado, pues mira tú estabas
adentro y fue afuera que te busque.” Es a tu propia conciencia a la que debes
volverte como la única realidad. Ahí, y solo ahí, despiertas aquello que está
dormido. “Aunque Cristo mil veces en Belén naciera, si El no nace en ti, tu
alma esta aun perdida.” La creación está acabada. Llamas tu creación a ser
sintiendo la realidad del estado que llamarías. Un estado anímico atrae sus
afinidades pero no crea lo que atrae. Como el sueño es llamado por el sentimiento
“Estoy con sueño”, así también es Jesucristo llamado por el sentimiento “Yo
soy Jesucristo.” El hombre se ve solo a sí mismo. La gente surge de la masa
traicionando su inmediata afinidad con tus estados anímicos en tanto son
engendrados. Te los encuentras por aparente accidente, pero descubres que son íntimos
de tus estados anímicos. Debido a que tus estados anímicos continuamente se externalizan
a sí mismos, podrías profetizar a partir de ellos que tú, sin buscarlo, te encontrarías
pronto con ciertos personajes y te encontrarías con ciertas condiciones. Por eso,
llama al perfecto a ser viviendo en el sentimiento “Yo soy Cristo”, pues Cristo
es ese concepto de ser a través del cual pueden ser vistas las desveladas
realidades de la eternidad. Nuestro comportamiento es influido por nuestra asunción
subconsciente respetando nuestro propio rango social e intelectual y el de ese
a quien nos dirigimos. Busquemos y evoquemos el mayor rango, y el más noble de
todos es ese que desviste al hombre de su mortalidad y le viste de soberana
gloria inmortal. Asumamos el sentimiento “Yo soy Cristo”, y todo nuestro
comportamiento cambiara sutil e inconscientemente de acuerdo con esa asunción. Nuestras
asunciones subconscientes continuamente se externalizan a sí mismas tal que otros
puedan conscientemente vernos como nosotros nos vemos subconscientemente a nosotros
mismos, y decirnos por sus acciones lo que hemos subconscientemente asumido que
somos. Por eso, asumamos el sentimiento “YO SOY Cristo”, hasta que nuestra declaración
consciente se vuelva nuestra asunción subconsciente de que “Todos nosotros a
cara descubierta contemplando como en cristal la gloria del Señor somos
convertidos en esa misma imagen de gloria en gloria.”. Dejemos a Dios despertar
y a Sus enemigos ser destruidos. No hay plegaria más grande para el hombre.
Traducción del inglés al
castellano
por Clara Llum.
Este es el tercer libro q leo de este blog. Gracias x hacerlo posible ! Jani
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