LA ROCA
NEVILLE GODDARD
19 de Febrero de 1969
Traducido por: Laura
Arrojo
En el capítulo 32 del libro de
Deuteronomio, se nos dijo: “La roca, su trabajo es perfecto.” Luego se hace
esta pregunta: “¿Acaso él no es tu Padre el que te ha creado? Separando a los
hijos de los hombres, él fijó los límites de los pueblos de acuerdo al número
de los Hijos de Dios.” (Versículo 8). Hoy en día se habla mucho sobre reducir
la explosión de población. Esto nunca
podremos hacerlo, porque los límites ya han sido grabados.
Ni un niño podría nacer si no fuera por el hijo de Dios que
le da vida. Porque son los hijos de Dios los que se convierten en la Roca
perfecta. En el libro de los Salmos, dice: “veré tu rostro en justicia; Y
estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.” (Salmos 17: 15). Aunque es
difícil creer que la Roca podría ser Dios, es verdad, porque la Roca es el
único fundamento, y no hay ningún otro
fundamento que alguien pueda poner que aquel que fue puesto, el cual es Cristo.
Cuando la verdad de las escrituras es experimentada, es
literalmente cierta. La roca se convierte en una persona primero, cuyo trabajo
es perfecto. Y se nos insta: “Sean perfectos, como nuestro Padre en los Cielos
es perfecto.” (Mateo 5: 48).
Cuando se hace la pregunta: “¿Acaso él no es tu Padre quien
te ha creado?”, se hace esta declaración: “Él fijó los límites de los pueblos
de acuerdo al número de los Hijos de Dios.” La palabra “Dios” en esta frase,
traducida significa una unidad compuesta, hecha de otros. Esa unidad conoce el
nombre de cada hijo. Quizás no me creas, pero somos todos hijos de Dios, todos
destinados a convertirnos en Dios mismo. Aún no se ha manifestado lo que hemos
de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
¡porque le veremos tal como él es! (1era. de Juan 3: 2).
No importa que tan buenmozo o hermoso seas, cuando te ves en
el espejo no eres perfecto en tus propios ojos. Pero se te prometió: “Serás
perfecto, como tu Padre en los Cielos es perfecto”, y Cristo es llamado el
Padre, ¡la Roca!
Ahora compartiré con ustedes mi experiencia personal de las
escrituras. En 1934, mientras estaba sentado en silencio, sin pensar en nada en
particular, cerré mis ojos y observe a una luz dorada y pulsante que salía de
mi cabeza. De repente, una roca sólida como el cuarzo apareció ante mis ojos.
Mientras la miraba, se fragmentó en innumerables pequeños pedazos, y luego
rápidamente se re-ensambló a sí misma en la forma humana sentada en la postura
de loto. Ya no era una piedra, ¡sino que ahora era un ser viviente que
respiraba!
Mientras la miraba, me di cuenta que me estaba viendo a mí
mismo ¡pero era perfecto! La belleza, la dignidad, y la fuerza de carácter que
vi en ese rostro era indescriptible. Era el rostro que veo en el espejo todas
las mañanas mientras me afeito, aun así había sido elevado a la enésima
potencia de perfección. Luego comenzó a brillar, y al alcanzar la enésima
potencia de luminosidad, explotó, y luego abrí mis ojos para encontrarme a mí
mismo de nuevo en mi habitación en la Ciudad de Nueva York.
Yo vi a Cristo, el Poder y la Sabiduría de Dios, como la roca
– el límite de contracción y opacidad. Y ahora sé la verdad: que ustedes son
Dioses, hijos del Altísimo (Salmo 82: 6). Ustedes han dejado la gloria de
nuestro Padre, y se han vestido a ustedes mismos en carne mortal. Su Ser
perfecto está alojado en ti, y él te está moldeando a ti en su semejanza. Y
cuando seas perfecto, como tu Padre celestial es perfecto, ya no serán más dos,
¡sino que serán uno!
En el intervalo tú eres su emanación, mientras eres su
esposa, hasta que el sueño de la muerte ya haya pasado. Y cuando despiertes,
como el salmista, estarás satisfecho cuando contemples su forma. No solo
tendrás su semejanza, sino que también sabrás por experiencia que tú eres el
que comenzó la buena obra en ti mismo. Porque cuando la obra de Dios en ti se
complete, Dios se despertará. Ese es el día de Jesucristo, porque cuando Dios
despierte, tú despiertas para descubrir que tú eres uno con Dios.
Aunque estamos limitados en el número de los Hijos de Dios,
nadie sabe cuál ese número. Hoy en día están intentando detener la explosión de
la población mundial, clamando que no podemos alimentar a todos. Pero yo
recuerdo escuchar hablar a George Washington Carver en los años treinta. Parado
frente a una gran audiencia en Nueva York, él dijo: “Un día le pregunté a Dios
por qué creó al maní (cacahuate), y él me dijo: ‘Te di un cerebro. Ve a tu
interior y yo te revelaré la respuesta”.
Luego, el Señor Carver descubrió que el maní contenía todo, y
él extrajo trescientos productos derivados del maní, llamándolo su ‘Reino
Sintético’. Él dijo: “Los Estados del Sur de Estados Unidos (aquellos que están
al sur de línea Mason-Dixon) pueden producir suficientes maníes como para
alimentar y vestir al mundo entero.” Por lo tanto, como verán, el problema es
económico, porque no sabemos cómo distribuir aquello que somos capaces de
producir.
Hoy en día se pagan billones de dólares para que la gente
no plante y produzca aquello que podría.
Si un hombre produce más de lo que el gobierno quiere que produzca, él debe
gastar billones de dólares en almacenamiento, porque no hemos aprendido a
cambiar nuestro sistema económico para encargarse de lo que el hombre es capaz
de producir.
El comunismo no es la respuesta, tampoco el socialismo o la
democracia, si vamos al caso; pero la solución no está en reducir el nacimiento
de niños. Primero que todo, no puede lograrse, porque Dios ha fijado un límite
de las personas en la tierra de acuerdo al número de los hijos de Dios. Somos
más que las estrellas de los cielos, más que las arenas del mar, ¡Y cada hijo
es conocido por su nombre!
Se necesita a todos los hijos para formar al Señor, porque la
palabra “Elohim” es una unidad compuesta, es uno hecho de muchos otros. La
única Roca está hecha de todos los fragmentos. La Roca se rompió en muchos
pedazos, destinada a juntarse a sí misma y unirse en una forma humana perfecta.
Habiendo declarado: “Hagamos al hombre en nuestra imagen” (Génesis 1: 26), la
Roca se enterró a sí misma dentro de ti, para formarte en la perfección que es
Él. Y se nos dijo en el Salmo 44: 23: “Despiértate; ¿por qué duermes, Señor?
¡Despierta!”
El Hijo de Dios está dentro de todos, es conocido en la
eternidad y es conocido por su nombre. Como Hijo de Dios tú debes despertar,
pero no puedes hacerlo hasta que Dios no te haya hecho perfecto como ÉL lo es.
Cuando esto ocurra, Dios, y tú – su emanación – despertarán para descubrir que
ustedes dos se han hecho uno. Habiendo dejado todo, el Hijo de Dios – el cual
es uno con su Padre – se aferra a su emanación – su esposa – hasta que se
convierte en una carne, un ser, un Señor.
¡Les digo la verdad! Aunque estés inconsciente de esta roca,
y te hayas olvidado del Dios que te dio a luz, tú eres un hijo de Dios. El día
vendrá cuando tú también, verás aquella Roca que te engendró. La roca simboliza
la muerte, en el sentido de que Dios murió a su luminosidad y translucencia,
para así poder ponerse tú cuerpo de contracción y opacidad.
En lo que a mí respecta, individualmente, yo ya he
despertado. Para mí el sueño de la vida se ha terminado, y ahora sé por
experiencia que las escrituras son verdad de principio a fin. Yo sé que somos
los hijos de Dios quienes colectivamente forman al único Dios, ¡Y no existe
otro!
Ahora, no existe otro fundamento que aquel que fue puesto, el
cual es Jesucristo. Ese fundamento es la Roca, la cual ahora se está formando a
sí misma en hermosa juventud. Cristo
está respirando en ti, haciendo que tu cuerpo tenga vida. Es Cristo quien sueña
cada uno de tus sueños, aun los más horrorosos. Él inspira a cada visión, así
como también a cada una de tus acciones. Y cuando tú eres perfecto en sus ojos,
a punto tal que puedas ser superpuesto en él con un encaje perfecto, su trabajo
habrá terminado, y ¡ÉL despertará como ti!
Dios, deseando hacer al hombre en la perfección que es él, se
vistió a sí mismo en carne mortal para soñar este sueño de la vida. Nosotros
acordamos en soñar este mundo a la existencia, para así hacernos más luminosos,
mas expandidos, y más grandiosos de lo que ya éramos cuando descendimos. Y
esto, sí lo haremos.
Un amigo mío recientemente compartió esta experiencia
conmigo. Hace unos años atrás, su amigo estaba por abandonar el teatro, porque
creía que era muy difícil para él – un hombre negro – tener éxito. Mi amigo le
prestó a él mi libro llamado “Fuera de este Mundo”, en el cual yo afirmé que
una asunción, aunque sea falsa, si se persiste en ella, se materializará en
hechos. Su amigo leyó el libro pero no podía creer en esta afirmación.
Y luego un día, yo autografié un libro para este caballero
con estas palabras de Blake: “Si el tonto persistiera en su locura, él se
convertiría en sabio”. El nombre de este caballero era David Moses. Cuando él recibió
ese libro, en algo le afectó, porque él comenzó a persistir en su locura de
afirmar el éxito, aunque la evidencia de sus sentidos se lo negaba.
En cuestión de unas semanas, él recibió una oferta para una
publicidad de Greyhound. Desde ese momento, él recibió contratos para la
televisión y películas. Él va a tener una entrevista en el show de Dianne
Carroll, y acaba de completar un piloto para Danny Thomas, quien le dijo que el
show, cuando lo apruebe la cadena de televisión, comenzaría este septiembre con
26 o 29 segmentos (episodios). Aquí tenemos a uno que se atrevió a persistir en
su sueño.
Ahora, el soñador en él es el mismo Dios que declaró: “Miren
ahora que Yo, Yo soy ÉL, y fuera de mi no existe otro dios. Yo hago morir, y Yo
hago vivir, Yo hiero y Yo sano. Yo hago todas las cosas y nadie puede librarse
de mis manos.” (Deuteronomio 32: 39). Si Dios te está poniendo a prueba, es
porque él te está moldeando a su propia imagen; y cuando Dios complete el
trabajo que comenzó en ti, ya no serán dos, porque para entonces, tú sabrás que
¡Yo soy ÉL!
Habiéndote vestido a ti mismo en la carne mortal, tú has
atravesado el infierno, porque eso es lo que el mundo es. Y tú no te dejarás a
ti mismo aquí, porque si uno de nosotros quedará atrás, Dios dejaría de ser el
Ser que es ÉL. Él tendría que dejar a los 99 e ir en busca del uno que quedó.
Todos tienen que despertar a la consciencia de ser el mismo ser, solo mejorado,
para encontrarse a sí mismo siendo mucho más grandioso de lo que era antes de
su descenso a este mundo de pecado y muerte.
Yo he visto a esa figura viviente respirando. Yo sabía que
era yo mismo, y aun así no podía creer que yo poseía esa fuerza de carácter o
majestad. Pon un superlativo a cada característica que tú admiras y describirás
a ese rostro. Y cuando la buena obra que está siendo hecha en ti se complete,
el rostro que ahora llevas puesto se hará conforme a ese, y tú dirás: ¡Soy Yo!
A los ojos del mundo, tú serás el mismo ser que todos han conocido siempre, pero
Dios solo ve el corazón y en los ojos de Dios tú serás perfecto.
“Amados, aún no se ha manifestado lo que habremos de ser.
Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le
veremos como Él es!” (1era. Juan 3: 2). Cuando Él apareció ante mí, yo vi a mi
propio rostro. Ya no era más una roca, yo era un hombre viviente, pulsante que
respiraba, y me estaba meditando a mí, y “Yo estaba satisfecho, cuando desperté
en su semejanza” (aprox. Salmo 17: 15).
Todos, cuando despierten, tendrán la semejanza de la
perfección. Ninguno puede fallar, sino que serán perfectos tal como nuestro
Padre en los cielos es perfecto. ¡Y digo que ninguno! Hitler no puede fallar,
porque el hijo de Dios sueña que Hitler es su propio ser, y despertará para ver
el rostro de Hitler elevado al enésimo grado de perfección. Lo mismo es verdad
para Stalin. En este nivel, no podemos entender cómo esto puede ser así, pero
les digo que eso es exactamente lo que sucederá.
Nosotros nos conocíamos antes de venir aquí abajo, porque
somos los hijos de Dios, que, como un hombre proclamó: “Yo dije: Ustedes son
dioses, Y todos ustedes hijos del Altísimo; Pero como los demás hombres
morirán, y caerán como cualquiera de los príncipes.” (Salmo 82: 6 y 7).
Dentro de ti, individualmente, está el príncipe, el hijo de
Dios que, colectivamente, forma al Señor. Esto lo sé por experiencia y te lo
digo con autoridad. Los escribas hablan desde la teoría y especulación, pero yo
hablo con la autoridad que gané por mi experiencia. Estoy compartiendo mis
experiencias con ustedes, porque sé que he cumplido el patrón por el que todos
los hombres atravesarán. Todos verán a la Roca formarse a sí misma en un ser
que respira, pulsante y viviente, para reflejar la belleza y la perfección
moldeada allí del individuo.
En la declaración que dice: “Y la Roca, su obra es perfecta”,
la palabra “perfecta” significa prepararse para una meta. La meta de Dios es
hacerte a ti en su propia imagen, en su propia semejanza. El mundo vino a la
existencia, no para hacer una persona más importante que otra, sino para hacer
al hombre individual en la imagen del único Dios.
Tú nunca perderás tu identidad. Eres individualizado, y el
Dios que se está formando en ti en su semejanza es individualizado y es
conocido por su nombre en la eternidad. Aunque hay más hijos de Dios que las
arenas del mar, aun así todos volveremos a conocernos los unos a los otros
íntimamente. Todas las cosas por una ley divina, en uno con el otro ser se
mezclan (Blake). Todos tendremos acceso a la sabiduría de todo, una sabiduría
derivada de esta fantástica experiencia en que descendimos a la carne mortal.
En el caso del caballero que les conté, él ahora es todo un
éxito y quizás se olvide cómo su éxito vino a su existencia. Muchas veces,
cuando la gente logra su meta, le dan la espalda a la escalera por la cual
ellos ascendieron ¡y se olvidan del Dios que le dio vida a ello! Espero que
este caballero lo recuerde, porque nadie se baja de la rueda de la recurrencia
(este mundo) hasta que no sea juzgado como perfecto por aquel que empezó la
buena obra en él. Solo entonces el individuo será superpuesto sobre el Hijo de
Dios para formar el único Dios y Padre de todos.
Un amigo me dijo recientemente cómo fue que vino a escucharme
por primera vez. Parece que en la primavera de 1967, cuando fue a tomar un
libro de una estantería de la biblioteca Glendale, otro libro cayó al suelo. Él
lo levantó, leyó su título: “Tu Fe es Tu Fortuna” por Neville Goddard, y lo
volvió a poner.
Una semana después él volvió a la librería, extrajo otro
libro, y el mismo libro se cayó al suelo. Otra vez, él lo levantó, chequeó el
título, y volvió a poner el libro en la estantería. Cuando la misma cosa
sucedió a la tercera semana, él tomo el libro y lo llevó a la mesa y leyó las
primeras doce páginas. Dándose cuenta que el mensaje le atraía, se lo llevó de
la biblioteca, y leyó el libro de principio a fin dos veces antes de devolverlo
a la biblioteca.
Unas semanas después él vio mi publicidad en el periódico, y
él y su esposa han venido a mis reuniones desde entonces.
No fue un accidente que ese libro se le cayó tres veces, dado
a que en su carta él compartió esta visión, diciendo: “yo estaba manejando mi
auto cuando de repente, yo sabía que iba a tener un bebé. Aunque la calle
estaba oscura, paré frente a una casa, y al mirar a través de una ventana
iluminada, podía ver a un instructor y a sus estudiantes. Al abrir la puerta,
yo grité: ‘Llamen al doctor rápido, ¡porque voy a tener un bebé!’ Luego volví
corriendo al auto para encontrarme con un bebé recostado en el asiento. Lo
levanté y dije: ‘Yo soy su padre. Yo soy su padre. Yo soy su Padre.’”
Aquí tenemos un hermoso presagio de un evento que este
caballero – al igual que todos – experimentará. Nadie puede dejar esta rueda de
la recurrencia, hasta que el Padre en él sepa que su obra está terminada, y
hasta que no haya hecho a ese individuo en su propia perfección. Él era
perfecto cuando descendió, y él debe ser el Perfecto Padre cuando ascienda. Y,
a causa de su viaje hacia este mundo de muerte, y de tus experiencias aquí,
cuando Él ascienda, tú volverás más expandido, más luminoso, ¡para saber que tú
eres el único perfecto ser!
Todos los hijos de Dios son perfectos y formarán al único
cuerpo. Tal como el corazón, los pulmones, los riñones, el hígado y todos los
órganos vitales del cuerpo tienen diferentes funciones, y aun así forman un
cuerpo, así es con cada hijo de Dios. Juntos formamos el único cuerpo, y aun
así cada uno es conocido y amado uno por uno como hermanos. Ahora, “Ve a mis
hermanos, y diles: Yo asciendo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios.” (Juan 20: 17). No puede haber dos Padres o dos Dioses, así que
realmente somos hermanos en el sentido más íntimo, ya que colectivamente
formamos al Señor.
Se nos dijo que agua viviente salió de la roca en el
desierto, y cuando se la golpeó, salió miel (Deuteronomio 32: 13, Salmo 81:
16). Todo sale de la Roca, porque él es Dios y la fuente de toda la vida. El
hombre sabio construye a su casa sobre esta roca cuando él sabe que es su
propia maravillosa imaginación humana. Haz de ella tu único fundamento al
construir lo que quieres sobre ella. Persiste en creer en ti mismo, y tú
tendrás tu deseo, ¡porque todas las cosas salen de ti! Entretiene a un noble
concepto de ti mismo ¡y cree en su verdad hasta traerlo a la existencia!
Porque todas las cosas son posibles de imaginar, tú puedes
ser cualquier cosa que quieras ser. Si ahora estás experimentando dificultades
y conoces la tristeza, es porque el hijo de Dios te está tejiendo en su propia
imagen, moliéndote en la piedra de la vida. Te lo estás haciendo a ti mismo,
porque tú eres ese hijo que tomó este cuerpo mortal de carne. Recuerda las
palabras de William Blake y, “Ten confianza en los objetos. Todo está en orden
y es correcto, y debe cumplir su destino para así poder alcanzar la
perfección.” Sigue este sendero, y recibirás de tu propio ego, una percepción
más profunda de la belleza eterna de la creación. También recibirás un alivio
en constante incremento de aquello que parece ser tan triste y terrible, ya que
te mostrará por qué este evento que parece ser tan duro de soportar, sucedió.
Todo está en orden y es correcto, y en el final despertarás
para descubrir que eres uno con la infinita belleza que es tu propio ser. Hasta
que no veas a tu verdadero ser, tú solo puedes especular en cuanto a tu belleza
y fuerza de carácter. Cuando yo me vi a mí mismo, apenas podía creer que estaba
mirando al ser que yo conozco como Neville, porque el ser que yo vi ¡era
glorioso!
Yo vi a Neville como un ser que respiraba, pulsante. Sus ojos
estaban cerrados y estaba en una profunda, profunda meditación y yo supe que él
me estaba meditando a mí. Y también supe que cuando su obra esté terminada, yo
sería igual de perfecto como él lo es. Luego él despertaría y seríamos uno
solo.
La Roca perfecta no es algo afuera en el espacio, sino que es
nuestro redentor, quien es el Señor. Somos redimidos por el límite de
contracción llamada “la Roca”. Aunque podría haber sido un diamante, la roca
que yo vi era un cuarzo, de color opaco. Explotó en muchos pedazos, los cuales
rápidamente se recolectaron a sí mismos hasta juntarse para formar ese ser
perfecto que se veía igual a mí. Luego comenzó a brillar, y al llegar al límite
de luminosidad explotó y me desperté en mi habitación.
Ahora, yo sé que los hombres sabios de nuestra actualidad
especulan en cómo limitar la explosión de la población; pero no pueden
detenerla. Si el humilde maní (cacahuate) puede vestir y alimentar al mundo,
entonces el problema es económico, pero yo no tengo la solución. No soy un
economista. De hecho, ni siquiera puedo hacer un balance de mi propia chequera.
Cada mes la declaración bancaria muestra que tengo menos de lo que pensaba que
tenía. Quizás solo son unos cuarenta centavos, pero siempre es menos. Mi esposa
tampoco puede hacer el balance de nuestra chequera, y ella tiene un título en
matemáticas de la Universidad Smith.
Siempre me entretengo al escuchar a estos hombres sabios que,
aunque pueden hablar muchos idiomas, sus palabras demuestran su falta de
conocimiento sobre la palabra de Dios. Lean el capítulo 32 del libro de
Deuteronomio: “Él ha fijado los límites del pueblo de acuerdo al número de los
hijos de Dios, que son más numerosos que las estrellas en los cielos y más que
las arenas del mar” (Deuteronomio 32: 8; Génesis 22: 17). Cada niño, cuando
nace, es la ropa mortal del hijo de Dios quien está dentro de él, o el niño no
podría respirar. Y aunque Dios tiene innumerables hijos, hay un límite que solo
lo conoce aquel colectivo, quien es Dios. Tú eres amado como individuo y eres
conocido por nombre, porque el hijo de Dios te habla a ti individualmente y te
ama sin medida.
Si Dios puso límites al pueblo de acuerdo al número de hijos
de Dios, y sus hijos se están vistiendo a ellos mismos en carne mortal, ¿cómo
puede cualquier hombre detenerlo? Yo soy uno de diez hijos. Somos el resultado
de la meditación de los hijos de Dios, y nadie puede detener a los hijos de
Dios a que vengan aquí para la experiencia.
Medita en el hecho de que tú eres el perfecto hijo de Dios.
Vive en la conciencia de esa perfección y un día tú verás tu rostro tejido en
la semejanza del Padre que está en ti, quien es Jesucristo. Y recuerda: todas
las cosas son posibles para él. No te dirijas a nadie en el exterior, dirígete
solamente al hijo de Dios dentro de ti, el cual es ¡Tu propia imaginación
humana!
Ahora que has escuchado la verdadera historia de la Roca,
atrévete a asumir que tú eres esa perfección, porque tú ya eres perfecto. En el
principio tú dijiste: “Hagamos al hombre en nuestra imagen, en nuestra
semejanza” (Génesis 1: 26). Ese era tu desafío y ese es tu destino.
Mientras te estás moviendo hacia ese final, tú jugarás el
personaje del hombre rico, del hombre pobre, del mendigo, y del ladrón. Jugarás
todos los papeles, ya que todas las cosas están en orden y son correctas.
No importa lo que hayas hecho, no te mortifiques en eso y te
llenes de remordimiento; en vez de eso, comienza a meditar en la perfección del
hijo de Dios dentro de ti. Sueña noblemente y no tengas ningún otro fundamento,
porque no existe otro Dios. “Ahora ve que Yo, Yo soy él, y no existe otro Dios
además de mí. Yo mato, yo doy vida. Yo hiero, y yo sano, y no hay quien pueda
librarse de mi mano. Elevo mi mano al cielo (tu interior) y exclamo, ‘Yo vivo
para siempre’.” (Deuteronomio 32: 39).
El ser que dijo esas palabras está dentro de ti, ¡hablándote
a ti cada momento del tiempo! Yo he sido enviado para hacer que lo escuches a
él. Él te está diciendo que cada cosa noble que tú deseas es posible, porque
todas las cosas son posibles para él. Todo lo que tienes que hacer es asumir el
sentimiento del deseo cumplido, porque si lo haces, ¡Se convertirá en realidad!
Este Ser conoce el camino para el cumplimiento de tu deseo,
pero sus caminos y medios no se pueden descubrir. No trates de decirle cómo
debe hacerlo; simplemente camina como si ya fueras el hombre o la mujer que
quieres ser, y deja que la Roca, quien es el hijo de Dios en ti, proyecte tu
deseo cumplido en la pantalla del espacio – y él ¡Lo hará!
Ahora, vayamos al silencio.
Imágenes de David Moses:
Titulo original en inglés: THE
ROCK.
YY
Interesante. En Marzo 2017 publicaste: La Piedra Fundamento: Imaginación. En Marzo 2018: La Roca... Maravillosa Laura.
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